Debajo de los adoquines, está la playa. En mayo del 68, la frase era una metáfora. Pero en Vigo es la cruda realidad. Debajo de toneladas de hormigón que conforman un paseo marítimo, piscinas, pistas de patinaje, aparcamientos, merenderos, canchas de baloncesto y negocios de hostelería está efectivamente la playa de Samil. Que en el último medio siglo ha perdido más de la mitad de su superficie, pasando de 518.000 metros cuadrados a 213.000. Así lo estimó un estudio realizado por la Universidad de Vigo y que figura en el Plan Xeral de Ordenación Municipal.
Samil ha perdido sus dunas. Y sería deseable recuperarlas, como se ha hecho en O Vao, una playa que es la mejor de Vigo, con permiso de Rodas, en las islas Cíes, el mejor arenal del mundo que, por si algunos lo olvidan, pertenece al mismo término municipal.
En su tiempo, hubo también enemigos de recuperar O Vao. Preferían los aparcamientos y los campos de fútbol junto al mar. Suele suceder con las grandes decisiones ciudadanas. Pero hoy los elogios por la rehabilitación de aquellas dunas son prácticamente unánimes.
En Samil debería suceder otro tanto. Y el propio Plan Xeral recoge la intención de acometer la recuperación de esta playa. Un paso adelante ha sido el derribo del restaurante As Dornas. Pero lo que no se entiende en absoluto es que el gobierno municipal pretenda ahora revalidar la concesión del extinto Jonathan. Si lo hacen, al menos que no cometan el gravísimo error de superar la fecha del año 2025, cuando vence la última concesión, la del San Remo. En caso contrario, la futura recuperación del arenal de Samil quedará hipotecada. Además, urge una explicación al ciudadano por la simultánea piqueta y prórroga. ¿Cuál es el criterio?
eduardorolland@hotmail.com