Viguesas

VIGO

01 mar 2014 . Actualizado a las 14:03 h.

El Consejo General del Poder Judicial convirtió ayer en noticia el hecho de que la mitad de los jueces de España sean mujeres. Habrá quien piense que lo normal no debería sorprender a nadie pero, como bien dijo Morticia Adams (una heroína para la generación que creció con La bola de cristal), «la normalidad es una ilusión, lo que es normal para una araña es caos para una mosca». Cualquiera que tenga un poco de memoria de este país sabe que el dato sobre sus señorías es una auténtica revolución. Por eso es todavía más sorprendente y digno de mención el caso de Vigo, donde el porcentaje de magistradas supera el 70 %.

Hace poco más de tres años, esta ciudad celebró su 200 aniversario. La Voz lo conmemoró con un suplemento especial en el que repasaba, además de los acontecimientos más destacados, los veinte personajes más influyentes de la historia local. Al Consello Municipal da Muller no le gustó la selección porque todos eran hombres. El asunto provocó un debate y, aunque no cabe reproducir aquí los argumentos que se pusieron sobre la mesa a modo de justificación o de crítica, lo cierto es que en aquel trabajo estaba latente la constatación de una injusticia: las viguesas fueron marginadas históricamente y estuvieron ausentes de los centros de decisión y poder.

Está claro que el machismo imperante se ha ido mitigando con el tiempo, pero miente quien niegue que todavía perdura. Basta hacer un repaso de los órganos políticos (10 concejalas frente a 17 concejales) y empresariales (apenas una o dos presidentas entre decenas de patronales) para descubrir que las dirigentes femeninas siguen unos cuantos peldaños por debajo de los masculinos. Curiosamente, ocurre allí donde se mantienen malas praxis. Reconforta descubrir que, a la hora de impartir justicia, un mundo al que se accede en igualdad de condiciones, mandan ellas.