Un cáncer doble

VIGO

06 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo peor no es la pobreza asfixiante, el paro desbocado, la desmotivación crónica. No es tampoco el constante engaño ni el enriquecimiento vil. Todo eso es una catástrofe con escasos precedentes en nuestro entorno. Pero no es lo peor. Lo peor es la insolidaridad oportunista que se nos pega como las pulgas a un perro flaco. Lo peor es este sistema basura y ombliguista, que cada día machaca más a los más débiles mientras los poderosos discuten sobre el precio de los gintónics en el Congreso.

Confieso que, hasta que la conocí, ignoraba por completo que pudieran ocurrir situaciones como la que aplasta a Beatriz Martínez Figueroa. A Beatriz le diagnosticaron un cáncer cuando se había quedado en paro. Lógicamente, entre operaciones y tratamiento, no podía buscar trabajo. Si hubiera tenido un contrato con una empresa, habría cogido una larga baja y el Estado le habría pagado una parte de su sueldo hasta su vuelta al trabajo. Pero este sistema que castiga al débil también decide que cuando estás en paro y tienes un cáncer, te fastidias. Así que ella, en pleno proceso médico, agotó el paro. El Estado -ese al que todos los trabajadores damos parte de nuestro sueldo en la confianza de que nunca nos dejará tirados- consideró que se había pasado. Ahora cobra subsidios de 426 euros al mes mientras aún batalla con el cáncer.

Beatriz, abogada, ha redactado una reforma legal para que el Congreso la tramite y evite situaciones como la suya. Pide firmas a través de la página Change.org. No creo que ella sea una heroína. Pero sí opino que toda esta porquería, creada a la medida de unos señores a los que nunca les faltará de comer si padecen una larga enfermedad, hay que cambiarla cuantos antes. Porque nos deshumaniza. Y porque las injusticias son doblemente humillantes cuando se aprovechan para pisotear a los más débiles.

angel.paniagua@lavoz.es