Dijo que Vigo tenía la escalera de bomberos más alta de Europa y se quedó tan pancho, pese a que ya se había vendido el mismo modelo por Alemania, Finlandia, Grecia e incluso Valencia. También dijo que Vigo era la segunda ciudad de España que daba nombre a un planeta, aunque ya lo tenían 17 urbes como Almería, Lugo, Castelldefells, Atapuerca y Madrid, además de Barcelona. E incluso dijo que el buitre leonado bautizado en A Madroa como Vigo era el primero que nacía en cautividad en España, cuando la fundación para la coservación de esa especie ya había registrado medio centenar.
Caballero asegura ahora, ufano, que el Concello que él preside es el primero de la nación que congela las tasas muncipales para el 2014. Y no, ahí ya no conviene despistarse. Lo que hasta el momento no dejaba de ser una sucesión de chistes inofensivos que darían la razón a Balzac («Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir») puede convertirse en un insulto a los miles de familias que tienen que echar cuentas cada día para llegar a final de mes. A los 34.047 desenfuchados que buscan y no encuentran un empleo en Vigo no se les puede engañar con la táctica que hizo suya el mayor propagandista de la historia, la del "miente que algo queda". A ellos, lo que habría que hacer es ayudarles. Por ejemplo, bajándoles los impuestos.