La cafetería Mimosa y la tienda Only Cards dan cobijo a más de doscientos aficionados a los juegos de estrategia coleccionables
30 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La afición a jugar la partida no desaparece, solo se transforma. De aquellas timbas tradicionales en los bares, protagonizadas en su mayoría por hombres junto al café y la copa, ya quedan pocas, pero existe un relevo generacional que ha jubilado a la baraja española para abrazar con pasión los juegos de cartas de estrategia coleccionables. Las primeras y más famosas, el embrión de todo, son las llamadas cartas Magic, que creó hace 20 años el profesor de matemáticas Richard Garfield.
«Es más que un juego, es algo vivo, a su alrededor hay una gran comunidad de millones de personas», explica Rodrigo del Campo, uno de los mayores expertos en la materia que uno se puede encontrar en Vigo. Y añade que el otro juego importante, para más jóvenes, es Yu Gi Oh!, que nació en 1996 de una serie manga japonesa y acaba de conseguir el reconocimiento de Guinness World Records por su centésimo campeonato, lo que lo convierte en el torneo más grande. «También trabajamos ahora con uno nuevo, Card Fight Vanguard, pero es más pequeño», cuenta.
Rodrigo se inició hace casi dos décadas, pero se enganchó tanto que terminó profesionalizando su pasión. Tuvo en Moaña uno de los primeros establecimientos especializados en el tema y después abrió en Vigo su tienda Only Cards (con portal en Internet).
Hace unos meses se alió con Luis Viéitez, el dueño de la cafetería Mimosa (en Travesía de Vigo 72). Allí, tras la aparente normalidad de un bar como tantos, se desarrolla un universo paralelo formado por gente de un perfil muy variado, una comunidad de más de doscientas personas a los que les une la afición por estos juegos.
Según explica, Magic se basa en una historia novelada y en las cartas hay citas de la trama. «Pero la mayor parte de la gente pasa del background, lo que quieren es jugar. La esencia es desarrollar tu estrategia y desbaratar la del rival, De hecho, en el rollo flavour tú eres un mago que convoca criaturas y lanza hechizos, pero eso es para flipados, aquí no hacemos eso».
Rodrigo, que además de vender cartas, supervisa a los nuevos jugadores y arbitra las partidas, cuenta que está considerado deporte mental en Rusia y en China y su funcionamiento es «estrategia pura y dura. Hay un factor azar, pero en menos de un 20 %». Se empieza con 20 puntos y un mazo de al menos 60 cartas y pierde el que se queda sin puntos.
Y es que el mazo es fundamental e infinito. La adicción se crea también porque se trata de barajas que se actualizan continuamente. El precio de las cartas oscila entre los 20 céntimos y los 20 euros, pero por algunas se pagan en subastas miles de dólares.
Rodrigo insiste en el carácter social de este juego con millones de seguidores. Y lo dice por experiencia, ya que ha participado en numerosos torneos, muchos internacionales, y cuenta que buena parte de sus amigos los conoció en esos viajes. En Mimosa-Only Cards Game Center la actividad se concentra los fines de semana, pero hay gente que acude casi cada día, porque allí tienen además un espacio tranquilo con wifi gratis en el que aprovechan para hacer otras cosas. «Se vienen a estudiar aquí», explica Luis.
El perfil del usuario -mayoría masculina, aunque también hay chicas- es muy amplio: «Desde chavales de nueve años a padres con sus hijos. Los viernes suele ser el día de los más jóvenes porque hacemos los torneos gratis y los del sábado son encuentros más serios, con inscripción y premios, para los que les gusta la competición y la tensión», manifiesta Rodrigo, que sobre el frikismo de los seguidores, opina que es tan aplicable a ellos como a los que se vuelven locos con Juego de Tronos. «Cada uno, con sus filias. Sin problemas», zanja.