La ciudad emite casi dos millones de toneladas anuales de gases con efecto invernadero, de las que la mayor cantidad procede del tráfico
08 nov 2012 . Actualizado a las 07:10 h.El cambio climático que esta semana debaten en la ciudad expertos de la ONU no es algo etéreo ni ajeno a la situación de Vigo. Lo demuestra su contribución con casi dos millones de toneladas anuales de gases con efecto invernadero. En concreto, Vigo emite 1.955.000 toneladas, lo que significa una media de 6,5 por habitante, según datos de la Universidad de Vigo y del Valedor do Cidadán. Lo más significativo es, sin embargo, la contribución del tráfico a esa contaminación. Al cabo del año el parque móvil emite 600.000 toneladas de dióxido de carbono, lo que significa que cada vehículo despide una media de 3,39 toneladas. Una cifra que debería llevar consigo políticas tendentes a mejorar la calidad del aire de los vigueses y, por ende, su calidad de vida, algo a lo que los gobernantes no prestan de momento mucha atención.
contaminantes
Circulación. A la contaminación que producen los 176.886 vehículos que contempla el padrón municipal se suman las características orográficas, nada favorables al ahorro energético, debido a la multitud de cuestas.
Sector pesquero. Todo lo que se mueve en torno al sector pesquero despide 297.000 toneladas anuales de gases con efecto invernadero, o lo que es igual, menos de la mitad de lo que contamina la circulación. Y eso que en este ámbito se contabiliza no solo el transporte marítimo, sino también lo que gira en torno a él, incluidas las empresas.
Tráfico aéreo. Al tráfico aéreo que genera Peinador le corresponde el tercer puesto de la lista de contaminantes con la emisión de 179.000 toneladas anuales. Sin embargo, el descenso en el número de vuelos hace prever una caída en los gases.
Uso doméstico. Dentro de este apartado, las calefacciones se llevan la palma, hasta el punto de contribuir a rebajar la calificación del aire de una semana a otra, una vez que se inicia el período oficial de su puesta en marcha, el primero de noviembre. Este tipo de usos libera al aire 155.000 toneladas anuales.
Tráfico ferroviario. La emisión es casi imperceptible tal como demuestran las mil toneladas que desprende en Vigo.
Actividad agrícola.
Una cifra aún inferior es la que procede de la actividad agrícola. Es el caso de la contaminación por el uso de fertilizantes o por las quemas de residuos.
remedios
Rebajar el consumo. La reducción del consumo de energía es fundamental y para ello la Unión Europea obliga a cambiar las lámparas de mercurio, algo que ya se está ejecutando desde el Concello.
Plantación de árboles. Es fundamental que sean frondosos al absorber las emanaciones de gas por las hojas. Cuanto más superficie de copa, más capacidad de absorción. El olivo, además de ser el símbolo de Vigo es un buen ejemplar y, sin embargo, a penas se planta. También el roble (para grandes avenidas) y el abedul (para calles estrechas). La petición de la tala de árboles por parte de algunos ciudadanos se debe muchas veces al desconocimiento. Esto hace que prefieran que entre dióxido de carbono por sus ventanas a que lo hagan las ramas, lo que requiere de educación medioambiental por parte de las autoridades. Por el contrario, muchas veces se opta por la solución más rápida que es cortar por lo sano.
Además de rebajar la contaminación atmosférica, el arbolado puede reducir también la acústica en torno a cinco decibelios y es capaz de producir oscilaciones en la temperatura de hasta cinco grados arriba (en verano) o abajo (en invierno).
La planificación para la plantación de arbolado brilla por su ausencia. La forma de actuar responde más bien a criterios de estética, sin tener en cuenta el ingrediente climático ni la opinión de expertos como Amigos da Terra.
Fomentar la bici. La creación de carriles bici para fomentar su uso como medio de transporte y, no solo para excursiones domingueras, es fundamental si se quieren reducir los gases contaminantes. De momento en Vigo las experiencias en este sentido son nulas y lo poco que existe es de ocio.
Menos coches. Un buen transporte púbico, con recorridos cortos para que no acumulen retrasos es otra de las medidas básicas para animar a dejar el coche en casa y, de momento, una asignatura pendiente. El fomento del coche compartido ayudaría a la reducción del tráfico.
Zonas peatonales. La creación de calles peatonales para incentivar las caminatas sería, sin duda, una receta eficaz. Las políticas tendentes a llevar adelante peatonalizaciones se han desterrado por completo en la ciudad, pese al éxito obtenido en O Calvario y en la plaza de la Independencia.