Razones de fe y gastronomía

xulio vázquez VIGO / LA VOZ

VIGO

Alrededor de 10.000 personas acudieron ayer a los actos religiosos y a comer en el Pazo de San Roque con motivo del día grande de las fiestas

17 ago 2011 . Actualizado a las 13:11 h.

Dice el acerbo popular que, después de San Roque, los días empiezan a decrecer a paso de gallina. Pero esta romería viguesa no mengua, sino que sigue en su apogeo, como se demostró ayer, con motivo del día grande de estas fiestas, en el pazo que lleva el mismo nombre del santo, donde se dieron cita cientos de personas. Por algo cuenta con más de 200 años de historia. Auna creencia, razón y emotividad. Simplificando: religión y gastronomía. Claves para mantenerse viva en el tiempo.

Cuenta una crónica de 1881 que «más de mil personas cenaron en San Roque, y si bien se observaron varias monas, si quiera hubo un choque». Por lo sucedido ayer, habría que multiplicar el número de asistentes por diez, según confirmó Luis Estévez, responsable de cultura de la Hermandad Devotos de San Roque, que cumple 60 años desde que comenzó a organizar estas fiestas. En cuanto a los choques, al menos por la mañana, tampoco se produjeron, porque la calle Filipinas estaba cortada para los romeros, que al mediodía participaron en la procesión durante casi una hora, acompañados de dos bandas de música, algunos políticos municipales de distintos partidos y del estruendo de los fuegos de artificio.

Antes de sacar el santo, fueron muchos los devotos que se acercaron al palco de la música, donde estaba expuesto, para el rito de pasarle a la figura de San Roque los pañuelos de papel, que cada cual lo frotará por donde tenga una dolencia, para conseguir el favor del abogado de la peste, tras frenarla en Vigo, en el siglo XVI.

Pero la romería de San Roque, parafraseando una canción de Julio Iglesias, también huele a churrasco, sardinas, vino y a café. La peña Furru de Castrelos entonó alguna de sus canciones para la ocasión: «Sea tinto, sea blanco, baja por el barranco, sea blanco sea tinto, baja por el recinto...». A la vez que el director del grupo alzaba una taza considerable y bebía vino.

crónica la romería del verano en vigo