Amigos de Sir Paco

VIGO

26 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los documentales de bichos tienen la extraña propiedad de inducir al sueño. Basta que bostece un león en el cráter del Ngorongoro o que barrite el elefante en las leiras de Tanzania, para que el espectador caiga en un profundo letargo, que en nada envidia al del oso grizzly de Yellowstone. Ayuda al fenómeno que estos espacios se emitan a la hora de la siesta. Pero resulta asombroso que nos durmamos viendo rugir a un tigre, cuando lo natural sería generar adrenalina y seguir el heroico instinto de correr.

Un amigo se gastó un Potosí en un viaje a Kenia. Y, en la excursión culminante, por el parque nacional de Masai Mara, se quedó dormido en el Land Rover. No vio ni un solo bicho y, posteriormente, tuvo que pedir fotos prestadas, para poder volver a Vigo y darse lustre. Se conoce que, al ver leones, en lugar de en la sabana africana, se sentía como en el sofá de su casa después de comer.

Hay, sin embargo, un documental de animales que no provoca sueño alguno. Bien al contrario, divierte al espectador al punto de provocar más de una carcajada. Y, por momentos, alguna sensación de vergüenza propia y ajena. Se trata de El mono Paco, largometraje del realizador vigués Piño Prego que, con toda justicia, acaba de ser nominado para los premios Mestre Mateo.

El Mono Paco cuenta la historia del macaco verde que africano que fue rescatado por Leri de la alameda de Redondela, donde vivía en una jaula, para traslasarse a Vigozoo, donde ingresó en otra. En sus soledades, agravadas por la muerte de su gemelo Coco, Paco se entregó al onanismo con dedicación absoluta, provocando el escándalo de los viandantes, atónitos ante sus prácticas, más llamativas por el hecho de que el pene de esta especie combine los colores rubí y turquesa.

El caso podría no dar para más que una anécdota. Pero dio. Paco fue noticia en los telediarios y llegó a ser una celebridad en toda España. Incluso provocó un grave conflicto cuando Leri se enfrentó a grupos feministas, que rechazaban que el concejal pidiese públicamente una hembra «que aliviase los ímpetus del mono». Cuando justamente protestaron, el edil las invitó «a meterse en la jaula con el mono».

El mundo ha cambiado para bien y, por un frase así, cualquier político hoy habría sido obligado a dimitir.

Todo este surrealismo se vio aderezado por el revuelo mediático, que se incrementó cuando Leri consiguió de otro zoo la cesión de una mona, a la que bautizó Vigo, para que hiciese compañía a Paco. La muerte del simio, el 19 de diciembre de 1991, en extrañas circunstancias, tras ingerir un imperdible que ocultaron en su comida, causó honda consternación. Ahora, el documental de Piño Prego nos devuelve a aquel tiempo, del que distan veinte años, pero que parece muy lejano. Así que no sé si Prego ganará el premio, pero sí tiene el de quienes hemos visto su obra. Se trata de una divertidísima pieza cuyo mensaje se oculta tras grandes dosis de cachondeo. Va de bichos, pero no duerme. Divierte. Y da que pensar. Enhorabuena.

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