El título de ciudad

VIGO

24 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El próximo 30 de octubre, Vigo celebrará sus primeros dos siglos como ciudad. Lo hará en esa fecha por capricho del alcalde, mal informado de la efeméride, que en realidad se produjo el pasado 1 de marzo. Fue entonces cuando el rey, a través del Consejo de la Regencia, otorgó el título de ciudad. Que, meses después, en octubre, este fuese ratificado no significa que sea el momento de la celebración. Al igual que uno celebra su cumpleaños el día en que nació y no el día en que lo inscribieron en el registro civil.

Como esto es una verdad como una torre de Toralla de grande, seamos magnánimos y pensemos que el error de la Alcaldía responde a un despiste. Y que, en la nueva fecha, veremos una celebración a la altura de las circunstancias. En caso contrario, la próxima oportunidad de festejar el bicentenario se producirá el 22 de noviembre de 2019, que es cuando Fernando VII, ya rey absoluto, confirmó la concesión del título. Fechas hay muchas. La real, por desgracia, ya pasó. Fue el 1 de marzo y no hay más vueltas que darle.

Otra cosa es que haya voces críticas con la celebración. Existen detractores de festejar el bicentenario de la ciudad de Vigo, que consideran dos siglos poco menos que una birria. El argumento es que A Coruña tiene 800 años, pues le concedió el título Alfonso IX, en 1208. No lo hacen, pero podrían también recordar que Tui o Mondoñedo son también ciudades desde la Edad Media.

Comparar nos lleva a una reducción al absurdo. Porque hay un dato, poco publicado, que rebate el argumento. Y es que Vigo fue ciudad antes de que lo fuese Pontevedra. Cuando, el 1 de marzo de 1810, Fernando VII, a través de la Regencia, nombra a Vigo ciudad, con los atributos de Leal y Valerosa, la vecina del Lérez era una villa. De hecho, no conseguiría el título hasta 25 años después, el 23 de noviembre de 1835, por concesión de la reina Isabel II.

En contra de lo que piensan los críticos habituales, Vigo puede celebrar dos siglos como ciudad sin ningún complejo. De hecho, su vecina Pontevedra festejará tres semanas después sus 175 años con todos los honores. Sin que a nadie se le ocurra pensar que son menos por ello.

No olvidemos, tampoco, que Madrid, con más habitantes que Barcelona, no es ciudad, sino villa, condición que no le impide ser la capital de España.

Así que lo que celebraremos el 30 de octubre no es tanto el título como el momento que representa. Porque fue a partir de la Reconquista cuando Vigo experimentó un despegue que la lleva a ser hoy la mayor ciudad de Galicia. Y la carta de ciudadanía no es sino un hito, un miliario que marca el momento en que esta población y sus habitantes cambiaron, y se atrevieron, pese a los obstáculos, a asumir un liderazgo. Eso es lo que hay que celebrar, sin los complejos de los de siempre