La ex de Robert Rodríguez asiste en Vigo a un cumpleaños

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

16 jun 2010 . Actualizado a las 02:11 h.

Y otros 8.800 para regresar a casa. Son los que separan Austin (Texas) de Vigo (con su correspondiente escala en Madrid) y, por tanto, los que ha tenido que recorrer la productora cinematográfica Elizabeth Avellán para felicitar en persona a su madrina y tía favorita, Nieves Avellán de Tamayo. «La adoro, así es que no me perdería por nada del mundo un día como este», afirma la ex de Robert Rodríguez, que dejó al famoso director de cine al cuidado de los cinco hijos que tienen en común. Y es que el hecho de estar separados no les impide mantener una más que buena relación, también en lo profesional, terreno en el que siguen colaborando muy estrechamente. El negocio no está reñido con el amor y Troublemaker Studios, la productora de la que ambos son propietarios, va como una moto.

No es la primera vez que Elizabeth viene a España. Sí es su primera vez al margen de cuestiones profesionales y, sobre todo, es su primera vez en Galicia. Fue el intento, a la postre fallido -«¡Ah, la burocracia!»-, de llevar a la pantalla grande la novela de Arturo Pérez Reverte La reina del sur, lo que la trajo en anteriores ocasiones. El viaje de ahora ha sido completamente distinto.

De ese volcán de palabras que lleva dentro y que derrocha con la cercanía de una persona a la que se conociera de toda la vida, elige con cuidado unas pocas para explicarme que su tía, que también reside en América, tuvo un buen motivo para venir a Vigo a celebrar su 85 cumpleaños y que aunque estuviera en el fin del mundo ella no faltaría a la cita. «Es que es una mujer muy especial», subraya.

Debe de serlo porque, según me cuenta, Robert, ella y el resto del equipo están en plena cuenta atrás para la presentación mundial de su última película, Predators -«será el 9 de julio»-, y lo ha plantado todo una semana para estar en Vigo.

Al margen de desparramar afectos con los otros veintitantos miembros de la familia que acudieron a la llamada de Nieves Avellán, Elizabeth ha tenido tiempo de dar rienda suelta a uno de sus grandes placeres, la gastronomía. «Cocino muy bien, aunque como tuve que hacerlo desde muy joven por obligación ahora procuro entrar lo menos posible en la cocina. Sólo lo hago con gusto para las fiestas», dice. Su especialidad son las hayacas venezolanas y la carne, en concreto los filetes con romero y ajo, pero en Vigo ha aprovechado para ponerse morada de marisco. «¡Que bueno estaba el arroz con bogavante de ayer!», afirma.

Total que de la ciudad y alrededores (entendiendo por alrededores desde Baiona a Santiago) le ha gustado todo, así es que tal vez no tarde demasiado en repetir viaje. Desde luego, dice, si le presentaran un proyecto cinematográfico atractivo a la vera de la ría lo estudiaría con mucho cariño. A ver.

A pesar de los pesares (cierres inesperados incluidos) el cuerpo consular de Vigo sigue en forma. Dieciocho oficinas de otros tantos países, dirigidas unas por diplomáticos de carrera y por cónsules honorarios las más, siguen atendiendo puntualmente a sus ciudadanos. También puntuales celebran cada año su tradicional recepción a las autoridades. Es su particular manera de agradecer a los responsables de las distintas instituciones (Concello, Autoridad Portuaria, Zona Franca, Policía, Fiscalía, Ejército...) la colaboración que les prestan en el desarrollo de sus funciones. «Es una tradición que viene de antiguo», afirma José Antonio de Román y Luis, cónsul honorario de Dinamarca y, desde la desaparición del llorado Alberto Durán, nuevo decano.

Es también De Román el que me explica que las primeras referencias en prensa al cuerpo consular vigués se remontan al año 1920, aunque ya funcionaba en el 17, y que la recepción anual se instauró a finales de los cuarenta. El primer país que tuvo oficina diplomática en la ciudad fue Gran Bretaña, a cuyo frente está en la actualidad María García de la Concha. El resto las comandan Rodolfo Hinrich (Alemania), Roberto Gudiño (Argentina), Adriano Marques (Ecuador), Salvador Barreras (Finlandia), Jean Baptiste Chassin (Francia), Alejandro Hernández (Islandia), Stephen Rom (Namibia), José Manuel Quinteiro (Nicaragua), Alberto Durán Hernández (Noruega), José Taboada (Panamá), Rosa Fernández-Montenegro (Perú), Juan Vieites (Polonia), Octavio Sousa (Portugal) Jorge Burgos (Uruguay), Mónica Chacín (Venezuela) y el ya citado decano, De Román. Entre ellos procuran mantener el contacto una vez al mes, casi siempre con mesa y mantel de por medio.