Los alumnos intentaban que el cura no vigilase los guateques retándole a partidas de ajedrezLa Guardia Civil detuvo a colaboradores de la revista del instituto, que acabaría cerrando
06 jun 2010 . Actualizado a las 03:45 h.Fue una revolución en toda regla. Era el primer centro público de bachillerato de O Morrazo y, además, mixto. Hasta entonces, los pocos jóvenes de la comarca que podían estudiar lo hacían por libre, en academias privadas. Las mujeres iban a la Compañía de María. Otros cursaban estudios en Vigo o en los Paúles, en Marín. Ayer, cuarenta años después, los que alumnos que inauguraron el centro y el profesor Diego Bernal celebraron una comida para recordar los viejos tiempos.
El edificio original duró poco. Se había quedado pequeño y estaba tan mal construido que fue necesario derribarlo para levantar uno nuevo. Empezó a funcionar en 1993 con la antigua FP y, de forma experimental, con tercero y cuarto de la ESO. Entonces, ya existía un segundo instituto en Cangas, el María Soliño, construido a principios de los ochenta, coincidiendo con la puesta en marcha de la primera Formación Profesional en Moaña, primero en aulas prefabricadas en Reibón y después, en el actual instituto A Paralaia. Hasta el 88 no se levantó el primer instituto de bachillerato moañés, el de As Barxas.
A fin de recaudar fondos para la excursión de fin de curso, los primeros alumnos de Rodeira organizaron unos curiosos guateques que acabaron convirtiéndose en una de las principales referencias de ocio de las tardes de domingo. Los chicos pagaban 10 pesetas y las chicas, cinco. El director, el ya fallecido Hilario Rodríguez Ferreiro, autor del estudio La jurisdicción del Morrazo , publicado por la Diputación de Pontevedra, les había dado permiso siempre que estuviese algún profesor presente. Aceptó el cura que daba clases de Religión, aficionado al ajedrez. Cada domingo, alguno de los estudiantes lo desafiaba a una partida para evitar que viese lo que pasaba dentro del aula de los bailes, en la que llegaron a estar a un tiempo hasta 600 personas.
The Beatles, ya en el final de su carrera, causaban furor en España y sonaban en los guateques. También los Creedence o Simón & Garfunkel. Eran los tiempos de la minifalda y comenzaba una tímida apertura política que supuso el inicio del fin del duro autoritarismo asociado a la enseñanza. A Cangas llegaron profesores jóvenes y progres que admitían de buen grado ser tuteados por unos chicos de 15 años que hasta entonces solo habían usado el usted o el inevitable madre antes de su nombre.
El punto final de la excursión era Torremolinos. Los chavales no tenían el menor interés en los museos. Sí en las inconcretas suecas en bikini tomando el sol en las playas del sur. Mari Carmen García recuerda lo que le dijo un compañero cuando insistía en visitar el Mueso del Prado en una de las etapas del viaje en Madrid: «Nosotros vamos a ver suecas. El museo lo ves en una estampita». La «Revista do Instituto». El instituto empezó con los cursos de primero a quinto de bachillerato. No existía entonces ni la EGB ni la ESO. Un año después de su inauguración, se incorporaron sexto y COU. Impulsado por los mayores, los de COU, algunos de los cuales estaban ya militando en organizaciones políticas clandestinas, nació la Revista do Instituto . Era una publicación casi enteramente escrita en gallego, con una presentación muy deficiente, confeccionada en la multicopista del centro. Tenía su concurso de poesía, trabajos de historia local. Escritos sobre el idioma, colaboraciones anónimas, chistes y alguna reivindicación del propio centro.
Uno de sus directores fue Xosé Currás, que años después estuvo al frente del periódico A Nosa Terra . Otro fue el moañés José Manuel Gayo, fallecido años atrás. El tercero fue José María Magdaleno. La revista tuvo que cerrar abruptamente por un episodio ajeno a ella. La policía descubrió en Tirán una casa utilizada por la Unión do Povo Galego (UPG). El alquiler estaba a nombre de la canguesa Carmiña Graña, que logró huir a Portugal y después a París cuando los agentes la buscaban en su trabajo, en Vigo.
Por algún motivo que nunca quedó claro, la Guardia Civil interrogó y detuvo a varios de los colaboradores de la revista, entre ellos, a Mariano Abalo, que cursaba COU, y a su hermano Xabier, que fue después alcalde de Moaña, que no estudiaba en el centro; a Iago Santos, profesor de la Universidade de Vigo, quien recibió una paliza de consideración en la prisión al desoír las órdenes de los agentes de que dejase de cantar. Querían saber como llegaban las colaboraciones al instituto. Había un buzón en el que aparecían escritos firmados y anónimos que los policías registraron y en el que encontraron, según afirmaron los policías, «pipas». Varios fueron requeridos para una muestra de su letra. La revista, en fin, no volvió a editarse.
Años después pasaron por el centro profesores como Carlos Casares y el político nacionalista Francisco Rodríguez, quien realizó una amplia labor de captación en la comarca. Llegó a ser desterrado, generando varias manifestaciones con el lema «Queremos a Paco».
En los ochenta, el centro de Rodeira se convirtió en un centro de EGB que después dio pie al colegio de A Rúa. Fue demolido y en el solar se levantó el centro actual.