Aunque el gobierno decidió conceder a Vigo una Zona Franca en 1947, fue el 3 de noviembre de 1954 cuando la ciudad conoció que se había aprobado su proyecto
04 nov 2009 . Actualizado a las 11:44 h.El ministro de Hacienda, Francisco Gómez de Llano, empleó la vía telegráfica para confirmar a las autoridades viguesas, que el Gobierno había aprobado el proyecto y la delimitación superficial de la Zona Franca de Vigo. Era el 3 de noviembre de 1954.
La historia del Consorcio vigués se inició años antes. Su precedente fue el Depósito Franco, concedido a Vigo en 1918. Básicamente, era un recinto en el que se podía introducir, con algunas excepciones, mercancías nacionales e internacionales, aunque no tenían capacidad para generar industrias.
La figura de la Zona Franca fue creada en España en 1929, con las aprobaciones de los consorcios de Barcelona y Cádiz. El objetivo era facilitar suelo barato y habilitado para que se instalarán industrias en unas condiciones muy ventajosas.
El 20 de junio de 1947, un decreto del Gobierno concedía la tercera Zona Franca a Vigo, ante las críticas de los empresarios bilbaínos. El decreto obligaba a reservar suelo próximo o colindante al puerto para la ubicación de esta futura zona industrial.
El estatuto fundacional del Consorcio de la Zona Franca, entidad concesionaria, fue aprobado por una orden ministerial del 29 de julio de 1951. A partir de ese momento, los miembros del Consorcio comenzaron a trabajar para conformar el proyecto vigués. El proyecto oscilaba en torno a dos grandes zonas del municipio. El suelo industrial se situaría sobre una superficie de dos millones de metros cuadrados, localizados en las dos riberas del río Lagares, desde el cementerio de Pereiró hasta su desembocadura en las marismas de Samil.
La otra zona nunca se llegó a realizar, por lo menos en los términos proyectados por el ingeniero José Eligio Prieto Moressi. Se trata de una zona portuaria situada entre Cabo de Mar y el muelle dique de Bouzas. «Es un lugar muy apto para ubicar en él un puerto de grandes espacios a su espalda, rellenando los bajos fondos y desarrollando las dársenas en los amplios calados», describía El Pueblo Gallego esta zona de unos 2.500 metros de longitud.
Se realizaron estudios para construir el abrigo del puerto, trazando los planos de oleaje correspondientes a cinco temporales diferentes. Se proyectaron dos dársenas, además de las correspondientes a combustibles sólidos y líquidos. Como entonces se hablaba de la instalación de una refinería de petróleo, se añadirían tres dársenas más.
La zona portuaria comercial, con más de cuatro kilómetros de líneas de atraque, tendría una superficie de 56 hectáreas, con un total, que con las ampliaciones previstas en tierra firme podrían llegar a los seis millones de metros cuadrados.
Túnel bajo Vázquez Varela
Una de las piezas principales de la Zona Franca era el ferrocarril. Para ello se llegó a realizar un anteproyecto de enlace ferroviario desde la estación hasta el mencionado puerto de Alcabre. La conexión se realizaría, según el anteproyecto, a través de un túnel, que partiría de la estación actual y recorrería el subsuelo de la calle de Vázquez Varela, a lo largo de un kilómetro, para pasar por debajo de la plaza de España y desembocar en el valle del Lagares, a la altura del Camino de Mantelas.
Posteriormente, la vía de ferrocarril cruzaría el Lagares y, nuevamente a través de un túnel, pasaría por debajo de San Paio de Navia para desembocar en la esquina sur-oeste de la proyectada Zona Franca. En total, la conexión suponía un trazado de ocho kilómetros de vías, cuya realización suponía una inversión de cuarenta millones de pesetas. El anteproyecto fue remitido al Ministerio de Obras Públicas. Curiosamente, la salida sur del AVE coincide con la misma solución al aludir a la construcción de un túnel bajo la calle de Vázquez Varela.