Tiene doble nacionalidad, porque su padre era de Morgadáns y la inscribió en el registro de la Embajada de España en Uruguay
07 abr 2009 . Actualizado a las 13:59 h.La morriña también se hereda. Solo así se puede explicar que a María del Rosario Gonda Ferragine le tire más la tierra gallega, aunque nació en Montevideo (Uruguay), donde residió durante 28 años. No es que tuviese complejo de Electra, pero le pesaron más los genes de su padre a la hora de elegir el lugar en el mundo donde quería vivir. Fue la única razón que la impulsó a emigrar a Vigo y fijar aquí su residencia.
Ya han pasado casi 20 años y sigue tan enamorada de Galicia como cuando de niña visitó por primera vez el pueblo de Morgadáns (Gondomar) y conoció una lareira. Pero también se familiarizó a su regreso con algún apero de labranza. Aprendió a cortar la hierba con un fouciño en una finca donde residía con sus padres en la capital uruguaya. Además se daba buena maña, porque nunca se lo clavó en una pierna. Suspiraba por volver y esas raíces gallegas la empujaron a cruzar el charco. Fue su respuesta a la llamada de la tierra meiga.
Sus padres ya no viven. En Uruguay dejó a su único hermano, Domingo, y a un sobrino, además de algunos primos. El hermano montó una pequeña empresa, dedicada a la venta de productos del hogar. Suele ir a visitarlos cada dos años.
Aún recuerda el nombre del barco de línea, Monte Umbe, en el que llegó por primera vez al puerto de Vigo, siendo todavía una adolescente. «Se viajaba muy bien. Era como hacer un crucero por el Atlántico en pleno verano. Fueron diecisiete días de travesía. Hizo parada hasta en las islas Canarias. Hubo una fiesta al pasar el Ecuador. Me resultó gratificante», asegura.
Viaje por España
Prolongó la estancia con sus padres seis meses. Fijaron la residencia en Morgadáns, donde nació su progenitor. Y aprovecharon todo ese tiempo para recorrer España. Su madre era descendiente de gallegos e italianos, la procedencia de su abuelo. Los padres de Rosario se habían conocido en el Centro Gallego de Montevideo, que es de los más antiguos del Nuevo Continente, cuando a Uruguay se le consideraba como la Suiza de América. Una vez que se casaron registraron su matrimonio en la Embajada de España. Luego inscribió a sus hijos. Ambos tienen la doble nacionalidad. «Nací en Montevideo, pero soy gallega y Vigo es mi hogar. Así es como me siento», afirma.
Rosario Gonda es fisioterapeuta. Trabajó en la Asociación Española, una empresa mutualista privada de Uruguay y también en la más grande de estas características en Montevideo. Se llama SMU. «Hice una diplomatura igual que si fuese en España. Aquí convalidé mi título en la Escuela Universitaria de Fisioterapia de A Coruña», señala.
Al poco tiempo de llegar a Galicia, aunque tenía familiares en Morgadáns, decidió alquilar un piso en Vigo, donde se instaló junto con su hija. Antes había compartido vivienda con una prima y su amiga.
Dice que encontró pronto un trabajo dentro de su oficio. «En aquella época había muy pocos fisioterapeutas y me fue más fácil conseguir empleo. Estuve trabajando en clínicas privadas», explica.
El título lo convalido en el año 1994, justo cuando empezó a trabajar para el Sergas. «Comencé haciendo sustituciones y ahora estoy en atención primaria. Siempre quise vivir esta experiencia de poder trabajar en un servicio de salud pública de los mejores del mundo», puntualiza.
Asegura que en Montevideo tenía vivienda propia y que le iba bien en su profesión de fisioterapeuta. «No vine a Galicia por cuestiones económicas ni políticas», manifiesta con su peculiar acento rioplatense.