Carnavales y campañas

VIGO

20 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Está bien que la campaña coincida con el carnaval. De hecho, es lo más lógico. Alguna ley debería dictar como obligatoria la comunión de ambas fechas. Si se acepta que un tipo se disfrace en tus narices para contarte un cuento chino, a qué no vas a poder tú responder, saliendo de vaquero, de astronauta o de arapahoe.

Ves las fotos estos días y el catálogo no lo supera ni Don Disfraz, empresa radicada en Ponteareas que resulta ser líder del sector en Internet, según me han informado. Touriño, Quintana y Feijóo salen estos días con cascos de obrero, subidos a bateas, con monos de cadena de montaje, con batas de médico y hasta con capas de la fiesta del cocido, que todo vale para vender el producto. Parece que las campañas se la hayan diseñado los Village People.

Estos disfraces carnavalescos, y el amago de polémicas sobre costosas sillas de despacho y debates electorales, no evitan que vivamos las autonómicas más sosas que se recuerdan. Habrá quien diga que, contra Fraga, vivíamos mejor.

Las encuestas auguran una caída de la participación y Quintana ha llegado a pedir a los jóvenes que vayan a votar «de reenganche». «As urnas son o mellor alter-hours», dijo el candidato, no sé si animando a la gente a votar borracha.

Lejos de criticarla, tal vez sea ésta la mejor idea de la campaña. Ir a votar «cocido como un piollo» desde luego nos aliviaría muchos problemas morales. La elección, sin duda, sería más fácil. Con la ventaja de que, al día siguiente, como no te acuerdas de nada, puedes sentir que has ganado. Y te vas a la fiesta correspondiente, a seguir de marcha, tal y como te piden los políticos de moda.

Comienza el Entroido y va a ser difícil diferenciarlo de la campaña. Ya la pasada semana, cuando se inauguraron las tuneladoras del AVE, entre Redondela y Vigo, aquello tuvo un aire carnavalesco de suma importancia. Una semana después, sabemos que las máquinas, que se pusieron en marcha ante la vicepresidenta De la Vega, no han vuelto a trabajar. Aún les queda mucho para poder comenzar la perforación, por lo que por ahora, en lugar de Liebre, son más tirando a Miñoca.

Si tuviésemos que describir qué se ha hecho mal en esta campaña, no habría pasta de papel bastante en Celulosas de Pontevedra. La impresión general es de un nivel lamentable. Y las culpas son repartidas: Núñez Feijoo, y su poco logrado equipo de acompañantes, tiene un mensaje y una frescura como la de su logotipo, soso y previsible. Feijoó9 me suena, entre ciencia-ficción e ingenio hostelero, en plan É-Var-Isto. A Quintana, le va faltando algo de escenario, con esos mítines recoletos que parecen reuniones de tupper-sex. Y a Touriño, le han puesto tan presidencial y tan oscuro en las vallas, que resulta tan próximo como la estación espacial internacional.

Así que, a falta de fiesta política, nos entregaremos a la buena: a la de Don Carnal. Hacerle caso a la otra, ni borrachos.