Además de las inspecciones en el caladero, las bodegas de los barcos de NAFO son precintadas al llegar a puerto y la descarga, vigilada por inspectores, a veces de la UE
09 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.El control de los arrastreros que pescan fletán negro en NAFO llega a extremos sorprendentes, especialmente desde hace cinco años, cuando se redujo el cupo de capturas y se puso en marcha un plan de recuperación tras un informe científico que concluía que había disminuido el recurso.
Hace tres semanas descargaron en Frigoríficos del Morrazo los barcos Ana Gandón, de la armadora canguesa Hermanos Gandón; y el portugués Falsa Morte. Un total de 12 inspectores vigilaron la descarga. Cuatro españoles y dos comunitarios (de Portugal, Alemania, Ucrania e Irlanda) para cada arrastrero. Madrid también envió una inspectora. Apareció el coordinador de los comunitarios y el jefe de los del ministerio.
En fin, quince personas para controlar una cantidad de fletán que dista mucho de la que llegaba en los primeros años del caladero, cuando el arrastrero cangués Playa de Sartaxéns, de la armadora Moradiña, acuciado por la necesidad de pescar tras la expulsión de la flota gallega de Namibia, descubrió el fletán a partir de los 800 metros de profundidad. Detrás del Sartaxéns fue el Esperanza Menduiña y el Freiremar Uno. Los armadores gallegos lograron abrirle mercado a este pez blanco, de sabor tan neutro que no sufre ni grandes adhesiones ni rechazos, y con un rendimiento del 67%.
El Ana Gandón solo traía 125 toneladas de fletán, de las que 100 eran de NAFO y 25, de Hatton Bank. Tenía también gallineta, granadero, talismán y maruca azul; en total, 418 toneladas.
Previamente, nada más llegar a puerto, los inspectores precintan las bodegas, de cuya situación, tanto el Gobierno español como la UE tienen una permanente información mientras el barco está en el mar.
La caja azul que lleva obligatoriamente cada embarcación indica en cada momento sus coordenadas. Hay un observador permanente a bordo. Los patrones tienen que rellenar el diario de pesca y el de producción (el peso real, una vez elaborado); el plano de bodegas, las notificaciones de entradas y salidas del caladero y los partes de capturas, que una vez que llega al 80% de la cuota, tienen que ser cada dos días. Los barcos reciben, además, inspecciones frecuentes de la propia NAFO o de Canadá, que deja alejadas sus embarcaciones y se presenta por sorpresa en zódiacs.
Antes de llegar a puerto, el patrón notifica al Ministerio de Pesca dónde va a atracar. Allí lo esperan los inspectores españoles y, con frecuencia, aparecen también los comunitarios.
Siempre hay al menos un inspector al lado de la báscula, para comprobar que no se superó el 8% de exceso permitido (antes el 20%). Verifican la procedencia y tras la descarga, recogen la declaración de la armadora para compararla con sus datos. Cualquier discrepancia puede dar lugar a sanciones.