Tres veces en el mismo Peñasco

VIGO

Un coche se empotra contra un restaurante de Oia sin que se produzcan víctimas. Es la tercera vez que se repite el mismo siniestro en el establecimiento

30 oct 2008 . Actualizado a las 14:10 h.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. La cifra se dispara en el caso de una curva de carretera N-550 en el municipio de Oia, en la que «tropiezan» numerosos coches. Paradógicamente, para algunos, la salida de vía, termina en un peñasco.

Ése es el nombre del restaurante contra el que ayer se empotró un vehículo que circulaba en dirección a Baiona tras perder el control en la curva. Es el Peñasco 3; hace tres años que lo gestionan los nuevos propietarios y la de ayer fue la tercera vez que padecen un alunizaje directo a la cocina de su establecimiento.

El posible mal fario ya vendría de antes porque, con anterioridad a esa fecha, cuando el restaurante tenía otros dueños y otro nombre, ya había sufrido las consecuencias de otros siniestros, uno de ellos con trágicas consecuencias, en el que perdió la vida el conductor de un vehículo que también hacía la ruta A Guarda-Baiona.

El problema parece estar en la curva del puente Ridosos y en la capa de rodadura del vial, según explican los afectados. Hace dos años precisamente en ese mismo sitio terminó la excursión de un grupo de turistas lusos que daba la vuelta a España y se dirigía hacia Santiago. El autocar, con 54 pasajeros, se salió en la curva y se precipitó por el puente. El accidente le costó la vida a uno de ellos y dejó otros trece heridos.

La curva se convertía ayer de nuevo en escenario de otro accidente. No hubo que lamentar heridos, pero, en este caso y, por tecera vez desde el 2005, el coche impactó contra el restaurante provocando cuantiosos daños materiales tanto en el vehículo como en la fachada del establecimiento, ya que rompió unas jardineras de cerámica antes de impactar contra la cristalera de la cocina y romper a la vez una de las puertas de acceso.

Susto mayúsculo para los pasajeros del vehículo y para los empleados del restaurante que, en plena hora punta de servicio, alrededor de las 15.15 horas recibieron el impacto del coche sobre la cristalera sin tiempo de reacción.

Daños materiales

Según explicó una de las dos ocupantes del vehículo siniestrado, que viajaba como copiloto, «el coche se salió en la curva, el firme estaba resbaladizo». La joven señaló que «veníamos con cuidado, porque conocemos bien la carretera y sabemos que es peligrosa, traíamos una velocidad adecuada y llevábamos los cinturones pero, al salir de la curva, el coche se fue, el firme estaba mojado». Tanto ella como su padre, que conducía el vehículo, un Ibiza, en el que viajaban hacia Baiona, no sufrieron daños personales.

La lluvia podría haber sido el factor decisivo porque, señalaba una de las afectadas momentos después del siniestro, «en los veinte minutos que llevamos aquí ya han pasado otras dos grúas con coches accidentados».