Por mar o en tierra

La Voz

VIGO

M. MORALEJO

La Mirilla

14 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

La Estación Marítima hace tiempo que se ha quedado pequeña para recibir a tanto trasatlántico como quiere hacer escala en la ciudad. Son muchos miles los alemanes, daneses, americanos, italianos, belgas... pero, sobre todo, ingleses los que, en su afán por facilitar el recuerdo una vez de regreso en casa, han agotado la tarjeta de la cámara fotográfica en los jardines del Náutico, a los pies del Sireno o en los contados rincones mínimamente decentes del Casco Vello. El caso es que los españoles en general, y los vigueses en particular, no nos quedamos atrás como cruceristas. Dicen las estadísticas que nos gustan mucho, pero mucho, mucho, las vacaciones en el mar. Tanto que somos el segundo país de Europa en la compra de cruceros, sólo superados por Italia. En definitiva, somos un mercado muy apetecible. Por eso no es de extrañar que las grandes compañías nos hagan las beiras. Sin ir más lejos la semana pasada nos visitó Pedro Costa, uno de los mandamases de la naviera Costa Cruceros de toda la vida (la de la chimenea amarilla), para contarnos que el mundo no limita al Esta con el Mediterráneo y al Oeste con el Caribe que, dijo, son nuestros destinos favoritos con diferencia. Me cuentan que dejó pasmado al auditorio (fundamentalmente empresarial) con su disertación. Tales conocimientos de marketing exhibió Pedro Costa que, durante el cóctel que siguió a la charla, un conocido industrial del mueble sacó del bolsillo un cheque y le dijo «Me gustaría que trabajara para mí. Ponga usted la cifra». Que se sepa, no aceptó la oferta. Y es que, seguro que como hijo del fundador de la meganaviera tampoco tiene mal sueldo. Fijo. Están a punto de desembarcar en Cotogrande. Por obra y gracia del Salón de Delicatessen, desde mañana y hasta el miércoles, se pasearán por Vigo, entre otros, Carlos Falcó y Fernández de Córdova, que asistirá a una cata de vinos y aceites. Y es que el Marqués de Griñón sabe casi tanto de viñedos como de olivares. Mario Sandoval, el chef que compartió quebraderos de cabeza con Sergi Arola en La cocina del infierno, demostrará sus habilidades culinarias en vivo y en directo. Habilidades que, por cierto, empezó a desarrollar la mano de su abuelo, en el restaurante familiar de Humanes de Madrid. Ya llovió desde entonces. Tanto que aquel modesto local, si hemos de hacer caso a la Guía Michelín y sus estrellas, se ha convertido en uno de los mejores de España. Algo habrá tenido que ver el hecho de que Mario haya trabajado codo con codo con maestros como Ferrán Adriá, Alain Ducasse o Michel Brass. Si los planes no se tuercen, también podremos toparnos con Lucio. Sí, el inventor de los famosos huevos estrellados. Cómo estarán de buenos los huevos en cuestión que hasta Paco Rabal les dedicó un poema. El programa incluye asimismo una mesa redonda sobre las mujeres del vino que, por cierto, vienen pisando fuerte, sobre todo en el campo de la enología. Es el caso de Cristina Mantilla, de Bodegas Valmiñor o de la portuguesa Sandra Tavarés. Junto a ellas intervendrán Susana Esteban, de la Quinta do Castro, una de las propiedades más antiguas y espectaculares del Duero portugués, e Isabel Salgado, presidenta del Cosnejo Regulador de Aguardientes de Galicia. Lo dicho, la cita a paratir de mañana. Las amas de casa eligieron a sus misses Que, teniendo en cuenta que lo de menos son las medidas de pecho, cintuna o cadera, no sé cómo valoró el jurado las cualidades de las candidatas. Supongo que se dejaron influenciar por el boca a boca porque, que se sepa, no hubo prueba práctica. La elección fue la parte lúdica de las jornadas provinciales de amas de casa celebradas en Baiona. Finalmente, el jurado, por unanimidad, se decantó por Teresa Freire Mosquera, de 64 años. También hubo bandas para Consuelo Vilar Pais y Filomena Gomes Campota, en este caso para premiar la elegancia y la simpatía, respectivamente. Estaría bien que, igual que ocurre con las misses jovencitas, esas que desfilan en bañador y traje de noche, las amas de casa notaran que su vida cambia en el año de reinado. Que si en el caso de aquéllas lo notan en el trajín viajero y en la asistencia a saraos variopintos y programas de televisión de aquella manera, en el de éstas el regalo podría consistir en 365 días de vacaciones de plancha, comida, colada o pase de aspiradora. Qué menos después de toda una vida ejerciendo de cocineras, enfermeras, puericultoras, maestras, psicólogas... Porque, en definitiva, todo eso y mucho más es un ama de casa. A ver.