Análisis | La labor de los cibercentinelas Un curso en Pontevedra revela la labor de un grupo de voluntarios que denuncia webs con pornografía infantil en Internet o colabora en la búsqueda de niños desaparecidos
28 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.?a pornografía infantil en Internet es un fenómeno que lejos de ir erradicándose, está creciendo. Cada vez es más fácil acceder a estos contenidos, por que se trata de un problema de difícil solución. Este es el panorama que planteó Guillermo Cánovas, presidente de la asociación Acción Contra la Pornografía Infantil (ACPI), en el transcurso de la segunda jornada del curso que se desarrolló el martes en la facultad de Ciencias Sociais de Pontevedra. Para combatir este delito, han surgido los cibercentinelas. Son más de un millar y viven en al menos veintidós países, la mayoría de habla hispana. Su principal cometido es denunciar y colaborar en la lucha contra la pornografía infantil en Internet. Apología Su labor, en opinión de Guillermo Cánovas, es fundamental. En su tiempo libre, los voluntarios buscan aquellas webs donde se pueden estar cometiendo delitos o foros donde se hace apología de la pornografía infantil. Dado que esta última actividad no es un delito en España, los cibercentinelas optan por la acción directa. Bombardean estas webs con mensajes alusivos hasta que logran su propósito de que los usuarios opten por clausurarla. Pero también colaboran con algo tan ajeno a la realidad virtual como es la búsqueda de niños desaparecidos. Nada más se tiene conocimiento de este suceso, miles de internautas comienzan a distribuir una descripción del niño -nunca una imagen- así como una dirección web donde poder visualizar una foto. Esta colaboración altruista ha permitido desarticular redes que difundían pornografía infantil. Su trabajo, no obstante, encuentra obstáculos en la legislación. Cánovas señala que existe una «laguna grande que cubrir». Se refiere a la pornografía infantil escrita, ya sea bajo la forma de relatos, cuentos o mera difusión de comentarios. Pide que se castigue como delito de apología. Estela Mouriño, coordinadora de programas de Unicef para Galicia, alertó de que aumenta el número de españoles que hacen turismo sexual.