Alumnos de Peritos intentan recuperar, con escaso éxito, una fiesta universitaria que hizo historia en Vigo En los años cincuenta, Vigo era una urbe por la que se podía circular en coche sin padecer un solo atasco. Entonces, interrumpir el tráfico no era ningún drama, aunque fuera con una cabalgata de cacharros realizada con escasos medios pero mucha imaginación. Cuando en 1954 los estudiantes de «Peritos» organizaron el primer Destornillo, la ciudad se sumó con alegría a la fiesta porque en aquellos años había pocas fiestas en la calle, por no decir ninguna. En los 50, las mujeres aún no se interesaban por la ingeniería -sus madres preferían que se interesasen por los ingenieros-, pero en «Peritos» ya se matriculó una alumna «despistada».
27 mar 2001 . Actualizado a las 07:00 h.«El nombre del Destornillo fue un acierto -apunta Manuel Alonso Macías, profesor de la escuela que vivió el inicio de la fiesta como alumno- porque buscábamos una palabra que tuviera relación con la carrera pero también connotaciones festivas. Y la cabalgata causó sensación desde el principio. Recuerdo que el recorrido no tuvo dificultades -yo iba dentro de un vehículo avisando por megafonía de que pasábamos- porque fuimos hasta el centro y dimos la vuelta. Hasta los guardias de tráfico estaban encantados de ver aquella cosa tan inusual». Alonso Macías señala que el Destornillo «dio a Vigo un ambiente universitario». «Entonces había pocas diversiones y el guateque que celebrábamos en el hall de la escuela tenía un éxito tremendo. Por supuesto, sólo dejábamos que se colara algún amigo o hermano porque nos considerábamos suficientes para atender a las chicas». La cabalgata se hacía con unos medios muy modestos. Los estudiantes recababan material para las carrozas en unos talleres que había junto a la escuela. «Con toda esa cacharrada y cartones preparábamos el desfile, aunque después se pidió también colaboración a las empresas», explica Macías. Leopoldo Rodríguez, ex alumno de «Peritos», se acuerda muy bien de las cabalgatas de finales de los 50: «Cuando el Celta bajó de categoría representamos el entierro y también ridiculizamos el fichaje fantasma del futbolista negro Jaburú». La llegada de Citroën o la reclamación del puente de Rande fueron otros temas de inspiración en esa época. Santiago Fernández-Pedrera, ex alumno también, recuerda que la policía se infiltraba de paisano en la fiesta, a pesar de que, «si había crítica al régimen, era muy solapada». «El Destornillo era correrse una juerga de las que no se permitían entonces y daba igual ir de romano o de vaquero», añade.