Christian Santos nunca se rinde

TORRE DE MARATHÓN

ÁNGEL MANSO

Tras dos cursos en los que apenas ha disfrutado de minutos, el delantero afronta su segunda temporada en el Deportivo dispuesto a reivindicar su fútbol

24 jul 2019 . Actualizado a las 17:44 h.

El Deportivo confía en recuperar al mejor Christian Santos, y en el vocabulario de Christian Santos no figura la palabra rendirse. Con contrato en vigor por esta temporada y otra más opcional, el internacional venezolano, de 31 años, está decidido a afrontar su segunda campaña en A Coruña con todas las ganas de mostrar su mejor fútbol después de un curso triste en el plano personal y colectivo. Ni esperaba jugar tan poco, ni creía que el Deportivo iba a quedarse sin ascenso. Pero la doble decepción no le ha minado, sino que se ha convertido en rabia por demostrar sus mejores cualidades en un club histórico y con el que se siente tan comprometido como el primer día.

Así está afrontando este verano. En la recta final de las tres semanas de vacaciones que la plantilla está disfrutando, el delantero compatibiliza el trabajo junto a un entrenador personal en Castellón con compromisos profesionales relacionados con el mundo de la moda, otra de sus pasiones. Todo está enfocado a llegar a A Coruña en buena forma y ponerse en manos del nuevo técnico Juan Antonio Anquela para una pretemporada en la que ya ha depositado muchas ilusiones.

El Deportivo fichó a Santos con un rol superior al que desempeñó en la última Liga. Dotado de un cañón en la izquierda, su capacidad para el remate y su olfato goleador habían llamado la atención en la Liga holandesa, donde en su momento se había fijado el Alavés para firmarle un importante contrato. Sin oportunidades en Mendizorroza para plasmar su fútbol, el Deportivo y Carmelo del Pozo le abrieron las puertas de par en par.

Pero una inoportuna lesión en un pie durante el pasado verano y la llamada de su selección jugaron en su contra en el arranque liguero, cuando el futbolista perdió el tren de las preferencias de Natxo González y nunca lo volvió a recuperar. Los goles de Quique y la explosión de Carlos Fernández en la primera vuelta lo acabaron por confinar a un segundo plano del equipo.

Finalmente jugó poco más de 600 minutos, pero marcó tres goles y al menos uno resultó especialmente valioso. Fue el que le endosó al Sporting en El Molinón y que dio al Dépor la primera victoria a domicilio en cuatro meses. La ejecución que protagonizó tras un fulgurante contragolpe puso de manifiesto sus mejores cualidades: sentido de la oportunidad y facilidad para armar la pierna.

Ni así disfrutó de muchas más ocasiones de ayudar al equipo en una segunda vuelta que, pese a las expectativas que el técnico le había planteado, volvió a seguir mayoritariamente desde el banquillo o la grada. La llegada de José Luis Martí le abrió la puerta de la titularidad en Pamplona. Marcó el único gol al Extremadura, pero la derrota en Riazor lo devolvió de nuevo a la sombra. Prácticamente no volvió a aparecer hasta el partido de Liga contra el Mallorca. Salió a veinte minutos del final y, con el tiempo casi cumplido, brindó a Nahuel el pase para que este corriese hasta el área visitante, donde recibió el penalti que dio tres puntos decisivos para que el Dépor se acabase clasificando para la promoción.

Su vinculación a Galicia también juega un papel decisivo en la implicación del delantero con el proyecto deportivista. El padre de Christian Santos, Roberto, nació en Ourense, desde donde emigró a Venezuela cuando solo era un niño. Allí nació el delantero del Deportivo, que se crio en Alemania, el país de procedencia de su madre. Desde pequeño conoció los triunfos de un equipo en el que ahora sueña con recuperar el protagonismo y acabar festejando el ascenso a Primera División, aunque para ambos sea a la segunda oportunidad.