«Málaga va a ser una guerra»

L Balado

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Carlos Fernández, bigoleador ante el Málaga, y el capitán Álex Bergantiños trataron de frenar la euforia y anticiparon sufrimiento para la vuelta

13 jun 2019 . Actualizado a las 11:31 h.

Con la tranquilidad de un veterano, como ya lo había hecho ante el Mallorca en un momento de los que hacen temblar las piernas, Carlos Fernández batía desde los once metros a Munir y levantaba el puño hacia la grada. El sevillano, al que muchos vieron lejos de Riazor durante este play-off ante la amenaza de la llamada de la sub-21, volvería a enloquecer, ya de forma definitiva a Riazor en la segunda parte con el tanto que sellaba la remontada. Su ausencia del combinado nacional, fue amortizada por el 18 con creces.

«Ha sido un partido de muchos momentos. La vuelta que nos queda va a ser en la misma tónica y va a haber momentos para los dos equipos», razonaba el punta. «Debemos saber que quedan 90 minutos durísimos, que va a ser una guerra en Málaga», anticipaba en la zona mixta del estadio de Riazor.

Carlos Fernández se deshacía en elogios hacia el público que ayer empujó al equipo hacia la victoria. «Ha sido una maravilla ver el campo lleno, cómo la gente transmitía y animaba. Jugar con esta afición es un plus de motivación. Sin ellos esto sería imposible», aseguraba mientras advertía. «El que piense que la eliminatoria ya está hecha está muy equivocado. Estos cuatro equipos llevamos once meses peleando por el mismo objetivo».

 

Y el sevillano, feliz porque el acierto volvió a sonreír al equipo en la noche en la que era más necesario, quiso recordar una frase de un amigo. «Donde no llegue el acierto, que llegue la existencia». Y ayer el cántaro se rompió por los dos lados.

Y frente a la serenidad que mostraba el novato sorprendió la emoción, aunque siempre contenida en él, del capitán Álex Bergantiños. «Personalmente lo he disfrutado muchísimo, será un partido que recuerde siempre», aseguraba emocionado el 4 que, tras vérselas y deseárselas en todo tipo de circunstancias en esto del fútbol, advirtió del peligro del partido de vuelta.

«Es un año complicado en lo emocional, hemos estado al borde de quedarnos fuera de todo y eso nos ha servido para ser más fuertes. Al final se ve en días como hoy», decía ayer el de la Sagrada. Ese hombre que hace de lo que otros llamarían pomposamente «resiliencia» normalidad.