Telenovelas turcas en la meca del culebrón

héctor estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

TELEVISIÓN

Héctor Estepa

El giro de las producciones latinoamericanas hacia tramas de narcotráfico y delincuencia ha ocasionado un vuelco hacia el melodrama clásico de amores imposibles

30 may 2017 . Actualizado a las 07:32 h.

Cristina Alfonso regenta una pequeña cafetería en el barrio Chapinero de Bogotá. La televisión está encendida todo el día. Es un reclamo para sus clientes. Toman su tintico (café americano) mientras ven historias de amor y traición. Y es que las telenovelas de cientos de capítulos continúan siendo las reinas de la programación colombiana. Algo raro se advierte, eso sí, cuando se presta atención a la pantalla. Las escenas están dobladas. Aparecen mezquitas en lugar de iglesias. El protagonista no se llama Juan David, sino Kemal Soydere. Son telenovelas turcas, y no sudamericanas, las protagonistas vespertinas de la televisión. Contenido extranjero en una de las mecas del formato. Son, además, un éxito de audiencia. 

¿Cómo lo han logrado? Cristina tiene clara la respuesta: «Antes todo el mundo veía las telenovelas colombianas, mexicanas o venezolanas. Ya no. Comenzaron a ser muy violentas, con escenas crueles que duran capítulos enteros. En las turcas, si es que hay violencia, dura una escena o unos minutos. Las latinoamericanas, además, comenzaron a centrarse en temas como el narcotráfico», critica la empresaria.

En la televisión de su local se reproduce la serie Elif. Es la historia de una niña turca nacida de una relación prohibida entre un potentado turco y la sirvienta de la familia. Telenovela clásica, algo que se ha perdido en las producciones latinoamericanas, más centradas en contar historias de drogas y delincuentes. «Las narconovelas acabaron con la historia de amor. También la bionovela, que cuenta la historia de cantantes, deportistas o héroes. Ahora una telenovela clásica es absolutamente novedoso. La innovación es volver hacia atrás, hacia el melodrama clásico de mujer pura y hombre equivocado, y esto las turcas lo tienen», comenta Omar Rincón, analista colombiano del sector televisivo. 

Las novelas turcas llegaron a Colombia casi sin hacer ruido. «Al principio la gente las rechazó. Les resultaba extraño», señala Cristina. Pronto se hicieron con el favor del público: «El bum llegó con la serie Las mil y una noches (estrenada en el 2014). Poco a poco llegaba gente a la cafetería conversando los chismes de la novela. Al final se me llenaba el sitio todas las tardes con hombres y mujeres que veían la serie», comenta la empresaria. 

Otras culturas

Las telenovelas turcas ofrecen también la posibilidad de acercarse a otras culturas: «Permite ver otro tipo de referentes. Las series son iguales en sus historias, pero se ve otro vestuario, otros escenarios, otros valores y morales, que hace que sean bastante interesantes», señala el crítico.

Las diferencias entre ambas culturas son evidentes para los espectadores: «Los hombres turcos son muy inexpresivos. Las parejas en las series tampoco se demuestran mucho amor, casi no se tocan», destaca Cristina.

En la televisión de su cafetería, tras Elif se emitirá Kara Sevda, de nuevo la historia de un amor imposible por las diferencias entre las clases sociales. «La telenovela es un formato universal que hace posibles los sueños de los sectores populares, que es obtener el amor, ascender de clase, obtener justicia, que el villano sea castigado y el bueno premiado. Encontrar sentido en un mundo de esperanzas basado en Dios, la familia, el control del sexo y la violencia. En eso la telenovela turca es bastante buena y efectiva», analiza Rincón. Esas claves han hecho que las series orientales triunfen estos días en los lugares donde se instituyó el culebrón.