Mariló Montero tiene 48 años, según esa herramienta tan imprescindible como potencialmente imprecisa que es la Wikipedia. Y es una máquina de dar titulares. Es raro el día en que la juvenil presentadora de La Mañana de La 1 no sea protagonista de alguna noticia o escándalo: debe a las polémicas, y a su atractiva figura, su elevada popularidad. En este caso se cumple aquel viejo y venerable dicho de «que hablen, aunque sea mal».
Mariló compite desde su muy personal espacio de la televisión pública con dos fieras de la parrilla: Ana Rosa y Susana Griso. Y no está ganando las dos guerras que libra. Ni la de la audiencia ni la de la crítica especializada. Un invento francés ahora importado a España, los premios Gerardo, la han consagrado como la peor presentadora del 2013. Oficialmente distinguieron su «incompetencia». En realidad dictaron sentencia sobre sus meteduras de pata y excesos de opinión del tipo «Asunta estaba blandita» o «¿qué hay dentro del coche fúnebre de Sara Montiel?».
Tras este galardón volverán a surgir dudas sobre su continuidad en la parrilla. Ha sido cuestionada mil veces. Y ahí sigue. El reino de Mariló no solo está en la pequeña pantalla. Se extiende a las redes sociales. Es un fenómeno viral, y si hace falta, luce tanga.