Amenábar presenta «Mar adentro» un día antes de competir en Venecia

Pacho Rodríguez MADRID

TELEVISIÓN

BENITO ORDÓÑEZ

02 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

«Cómo diría Ramón¿». «Qué pensaría Ramón¿». Alejandro Amenábar y todo su equipo aún se muestran como si estuvieran en el Mar adentro de los pensamientos de Ramón Sampedro, ovillo alrededor del que se teje la cuarta película del autor de Tesis , filme con el que el más sorprendente realizador español salió disparado hacia el éxito. «Cuando no puedes escapar, aprendes a llorar riendo». Eso sí lo dijo el marinero de Porto do Son cuando comenzaba a vislumbrar tierra en una singladura inmóvil en la que reclamaba su derecho a elegir. Y esa frase la recoge Amenábar para explicar «la esencia de un hombre sereno, valiente, alguien capaz de encarar la adversidad sin perder nunca la sonrisa». Ayer, en Madrid, en una concurrida presentación, Alejandro Amenábar, Javier Bardem, Belén Rueda, Lola Dueñas, Mabel Rivera, Tamar Novas, Celso Bugallo y el resto del reparto aparecieron en escena en un todos a una inusual para botar este barco llamado a marcar un antes y un después en la carrera del director; y que mañana mismo competirá en la Mostra de Venecia. Pero Mar adentro es un viaje vital a la muerte, a la Negra sombra que suena, a la filosofía de Sampedro, a los sentimientos de su familia y a cierta sordera. Y es, ante todo, un viaje a Galicia, que aparece como retrato de fondo de una visión irrepetible captada de forma magistral por el visor hiperrealista de Amenábar. El director de Los Otros calificó de «mágico», «calmado» o «emocional» el rodaje de una película en la que las interpretaciones se sitúan al servicio de la historia para salir a flote de manera precisa. La gallega Mabel Rivero, además de haber aportado una obra de arte en su primer papel cinematográfico, cautivó ayer a la prensa con simpatía y carisma. Rivero contó cómo el encuentro con los Sampedro de verdad, al que acudía con cierta impresión junto al joven Tamar Novas, también actor del filme, se tradujo en una relación en la que se impuso el humor. «Me desdramatizaron toda la visión con la que yo llegaba. José Sampedro, al ver la película, se mondaba de risa al verme como Manuela. La familia veía a Javier Bardem y decían: es igualiño», explicó la actriz. ?¿Y cómo lo vería Sampedro? «Yo creo que estaría contento, porque salió guapo», remató Bardem.