«Me obsesiona el cómo se cuentan las cosas»

Elena F. Palacios MADRID

TELEVISIÓN

La melancolía como forma de entender la vida vuelve a las páginas de Ramón Pernas en «Libro de actas», una novela sobre ilusiones desvanecidas y mundos a punto de desaparecer

01 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

La fuerza poética y evocadora de la prosa de Ramón Pernas (Viveiro, 1952) se confabula con la historia de Gael, un hombre maduro que nunca quiso ser lo que fue, en Libro de actas (Espasa). Es ésta una obra de pasados y presentes que está impregnada por el clima atlántico. -Dice su editorial que ésta es la más profunda y emotiva de las novelas que usted ha escrito... -Los autores escribimos siempre una sola novela en capítulos. Yo soy muy fiel a mi imaginario creativo y no tengo saltos espectaculares en mi forma de contar. Sigo intentando alargar Las 1001 noches para combatir las tinieblas con historias. -¿Por qué abre «Libro de actas» con una cita de Gracián sobre el fondo y la forma? -Me obsesiona el cómo se cuentan las cosas, lo valoro más que lo que se cuenta, por eso cito a Gracián. Es cuestión de principios. -¿Queda en el mundo de hoy espacio para la lírica y la reflexión que propugna en sus libros? -No hay más caos que el que se elige. Cunqueiro decía que el Veronal, el somnífero, se llama así por Verona, donde habita la calma. Yo llevo mi ciudad portátil en la maleta como un buhonero. -¿Y cómo conviven el ejecutivo de «Ámbito cultural» y el narrador? -Los escritores somos bastante neuróticos y también algo esquizofrénicos. Tenemos, al menos, dos vidas. Yo soy autor, fundamentalmente, de los fines de semana y trabajo en algo cercano a la creación que me permite estar al día en plástica, literatura y música. -¿Se siente cercano a los escritores gallegos de su generación? -Sí. Nos une el uso de las perífrasis y el subjuntivo, cierta forma de interpretar la vida y una sensibilidad para ver cosas donde otros no las ven, para descubrir sinfonías detrás de un chubasco. -Uno de sus «Leitmotivs» literarios es la recuperación de la memoria. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? -No, nunca fue mejor. La suma de tiempos pasados conforma el presente. La cultura griega, la revolución soviética o la francesa son pasados, pero gracias a ellas estamos donde estamos. -¿Y dónde estamos? -En una tesitura en donde digo no a la guerra, que es una losa que pesa sobre mi conciencia y sobre la de muchos. Desecho las guerras pequeñas del País Vasco y las grandes guerras.