La cinta pasa por un proyecto poco habitual en el contexto industrial norteamericano al tratarse de un filme levantado al unísono por el realizador Ted Demme (autor de Beautiful Girls o Blow) y el actor Dennis Leary, con el que ya trabajara en 1993 en Es (no) es un secuestro. Además, ambos están manejando un presupuesto medio y casi rodando casi en clave de producción independiente. Aunque adscrito al género del thriller en su variante de trama de ambiente gangsteril, pretende ofrecer desde una perspectiva realista el drama personal de un perdedor, ladrón de coches, bebedor y matón profesional, que prefiere hacer la vista agorda ante los abusos de Jackie, el capo del crimen organizado en Charlestown, el barrio irlandés de Boston. El asesinato de un familiar le hará recapacitar y se dispondrá a plantarle cara al capo del crimen, aún sabiendo que poco podrá hacer. No obstante, afronta el asunto porque, en el fondo, sabe que su redención está en juego. El tándem Demme-Leary consiguió implicar en el reparto a una serie de reputados actores, entre ellos el retorno a la pantalla grande de Martin Sheen.