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La pesca nos impide ver el mar

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

ACUICULTURA

CARMELA QUEIJEIRO

18 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Del millón de toneladas que se mueven en los muelles, lonjas y naves frigoríficas de Galicia, 650.000 llegan de los mares de lejos y apenas 150.000 de la pesca fresca y no solo del mar peninsular. Otras 250.000 son de cultivo de mejillón y otra acuicultura de rodaballo, lenguado y trucha.

En 1981 se celebró en Lanzarote el primer Congreso de Cultivos Marinos, origen del Plan de I+D de Acuicultura. En el año 2000, la producción mundial de organismos acuáticos, marinos y de agua dulce alcanzaba los 130 millones de toneladas, de las que tres cuartas partes provenían de la pesca extractiva y el otro 25 % de la acuicultura. Veinte años después, la producción acuática se incrementó casi un 40 %, hasta alcanzar los 179 millones de toneladas, contribuyendo a ellas la acuicultura con el 45 % del total.

Si entonces la acuicultura era una alternativa complementaria a la pesca, en opinión de las patronales pesqueras y la mayoría de científicos y técnicos, otros recursos siguen hoy siendo ignorados u obviados en nuestra comprensión del mar. Un mar que consiguió imaginar Julio Verne, con el Capitán Nemo y el optimismo del profesor Aronnax, en 1871. No se explica si no la ausencia de nuestras autoridades del mar, salvo suprema y desacostumbrada discreción mediática, en la segunda Conferencia de los Océanos de la ONU, celebrada en junio en Lisboa con la asistencia de más de siete mil expertos y políticos de 142 países.

Oportunidad para la reflexión y el conocimiento de la situación actual y los posicionamientos en torno a la minería submarina, la eólica marina flotante y su aprovechamiento en hidrogeno verde o la recuperación de los ecosistemas, una brutal asignatura pendiente en rías y ríos de Galicia. Por más que en Lisboa y previsiblemente ahora, en la recientemente iniciada cumbre de la ONU para la protección de los océanos, apenas se alcanzará una débil declaración, sin abordar temas de futuro, pendiente la aprobación por la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) de la legislación para la explotación minera en aguas no exclusivas en el 2023.

Si la eólica marina flotante tiene un papel primordial en la electrolisis para el hidrogeno verde —de nuevo Verne en La isla misteriosa— la tecnología del petróleo y el gas en los océanos será primordial para su aprovechamiento. Al igual que en el futuro verde —si a él llegamos—, será fundamental la minería submarina, donde se encuentran más del 70 % de las reservas de minerales críticos como el cobalto, el manganeso, el níquel y el cobre. Nemo, nadie, imaginó que el progreso tecnológico y científico podría llevarnos a unos océanos agotados por la sobreexplotación y la codicia, o a un uso inteligente de los recursos oceánicos. Un mar más allá de la pesca y de la costa y, de ser el caso, sus hermandades.