Denuncian la pesca de calamar sin control de la flota china en el Atlántico suroeste: «Un colapso podría suceder con mucha rapidez»
SOMOS MAR
La oenegé Environmental Justice Foundation (EJF) alerta que los poteros asiáticos han incrementado en un 85 % sus horas de faena en la región y reclama al Gobierno de España «que refuerce los controles de importación». El 27 % de las importaciones nacionales entran por Vigo
17 sep 2025 . Actualizado a las 17:17 h.Es una flota tan extensa que es visible desde el espacio. La pesquería no regulada de calamar en alta mar ha sido el objeto de la última investigación de la oenegé Environmental Justice Foundation (EJF), que ha dedicado varios años a documentar «serias preocupaciones medioambientales y de derechos humanos» por parte de los buques que explotan la especie Illex argentinus, «principalmente los de bandera china», reconocen. El trabajo, expuesto esta mañana en Madrid, consta de 169 entrevistas con tripulantes indonesios y filipinos a bordo de buques poteros, además de análisis de imágenes tomadas vía satélite que capturan los movimientos de esta flota cerca de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina. Es la que se conoce como milla 201.
En este pedazo de mar faenan 350 buques poteros que mayoritariamente son de pabellón de China, Corea del Sur y Taiwán. Pueden operar sin regulación regional ni internacional, un vacío que se refleja en el considerable crecimiento de horas de esfuerzo pesquero entre el 2019 y el 2024, del 65 %. Se trata de «un incremento casi enteramente atribuible a la flota de poteros chinos, que vio un aumento del 85 % durante este período», analiza la eonegé. «Un colapso podría suceder con mucha rapidez», advierte.
Para la EJF, la milla 201 es «un punto ciego en la gesitón pesquera mundial». Sus años de trabajo revelan el impacto de la flota potera sobre el medio ambiente, falta de regulación que favorece daños a la fauna oceánica, prácticas de pesca ilegal y explotación laboral «severa» asociada. La investigación dispone de testimonios de tripulantes, con nombres y apellidos, que denuncian situaciones de abusos y durísimas escenas vividas a bordo. También cuenta con recursos gráficos para documentar la «captura frecuenta de especies protegidas», incluidos tiburones, focas y pingüinos. «Se cortaban las aletas de los tiburones y los cuerpos se arrojaban al mar», indica el estudio.
Un aspecto que sí pone en valor el trabajo de EJF es que la treintena de arrastreros españoles que trabaja en el Atlántico suroeste, lo hace «bajo la estricta normativa de la Unión Europea y nacional, con observadores a bordo y planes de gestión aprobados por las autoridades». Por eso, «la entrada de productos procedentes de pesquerías no reguladas en España genera competencia desleal para estos buques», algunos de ellos gestionados por compañías gallegas. Por motivos como este, Jesús Urios Culiañez, responsable de políticas oceánicas en EJF, reclama al Gobierno de España un «refuerzo de los controles de importación, implementando los principios de la Carta Mundial para la Transparencia de la Pesca».
A juicio de la oenegé, España puede desempeñar un papel tractor a la hora de favorecer un cambio en cuanto a la gestión de las importaciones de calamar, al tratarse del segundo país importador del mundo de esta especie de cefalópodo, tan solo por detrás de China. El suministro promedió las 179.348 toneladas anuales, representando el 65 % de las importaciones europeas. El 45 % del producto se descargó en el puerto de Valencia, el 27 % en Vigo y otro 10 % en Bilbao.