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La NAFO deja pescar más bacalao en Terranova porque se va a morir de viejo

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

M. Moralejo

La flota asume que en el 2020 habrá un recorte de igual o mayor medida en el cupo

25 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La flota bacaladera española -compuesta por dos embarcaciones gallegas y otras dos vascas- dispondrá este año de más posibilidades de pesca de bacalao para capturar -o intercambiar- en el banco de Terranova, un 60 % por encima de las que tiene este ejercicio. Ahora bien, asume con resignación que esas 900 toneladas adicionales son un espejismo, pues la subida no responde a que el caladero está boyante ni recuperado, sino que se trata de una circunstancia extraordinaria. Porque si las partes contratantes de la NAFO han decidido incrementar el TAC (total admisible de capturas) en un 60 % alentadas por un consejo científico que planteaba una subida incluso superior (de un 80 %) es debido a que, si no se pesca, el bacalao va a morir de viejo en el caladero. «Suena histriónico, pero es así», comenta Iván López, presidente de Agarba (Asociación Nacional de Armadores de Buques de Pesca de Bacalao), recién llegado de Estonia.

Esa fue la conclusión de los científicos en su benchmark - técnica utilizada para medir el rendimiento de un sistema- en el que se revisaron nuevos datos y nuevos modelos y se observó que «hay un grave problema de reclutamiento, pero hace 12 años sí hubo un montón de juveniles que se incorporaron a la pesquería». Y en el caladero todavía hay muchos supervivientes de aquella generación. Como la esperanza de vida del bacalao es de unos doce años y, por tanto, esos ejemplares van a desaparecer por muerte natural, el mismo consejo asesor consideró preferible que lo aproveche la industria y subir el TAC.

Recorte en el horizonte

Claro que eso va a provocar una situación extraña porque al año siguiente, el 2020, la regla de explotación marcará «una reducción tan brusca o más» que la subida que se ha producido en las posibilidades de pesca del 2019. De hecho, «la gran preocupación es precisamente cómo va a impactar el año que viene y si no se monta una guerra», avanza López.

El sector bacaladero es consciente de que la «situación del caladero no es mala, pero sí delicada», de ahí que haya incluso tenido que rebajar el entusiasmo de otras partes contratantes que apostaban por aferrarse a la propuesta de los científicos y dejar el TAC en 20.000 toneladas, frente a las 17.500 que se fijaron en Tallin la semana pasada.

«Cousas veredes», apunta el presidente de Agarba. Porque esta vez ha sido el propio sector pesquero el que ha aguijoneado a la Comisión Europea para que se mantuviese firme en los rangos de su propuesta -entre 16.000 y 18.000 toneladas- y frenase las ambiciones de otros países dispuestos a darse el festín de bacalao. Los gallegos optaron por la prudencia, no fuera a ser que por ese atracón se vaya a poner en un brete la ya de por sí delicada situación del recurso en Terranova, y lograron establecer esas 17.500 toneladas de TAC. Eso sí, es una circunstancia excepcional que no se repetirá el año que viene.