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Los científicos sugieren que se evalúe la cigala gallega con cámaras, no con redes

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

EDUARDO PEREZ

Rechazan una cuota de 24 toneladas y creen que 1,7 llegan para la prospección

18 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en diciembre pasado finalizó el Consejo de Ministros de Pesca de los Veintiocho, el arrastre coruñés que tanto había clamado contra ese TAC (total admisible de capturas) cero de cigala acordado para el Cantábrico en esa misma cumbre el ejercicio anterior, vio abierta la posibilidad de revertir una decisión que lo deja sin crustáceo hasta por lo menos el 2020. El comisario de Pesca, Karmenu Vella, accedió, a petición de España, a supeditar la reapertura de la pesquería a la decisión de los científicos del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar), que debían analizar los nuevos datos aportados por el sector y los investigadores del IEO (Instituto Español de Oceanografía), y pronunciarse sobre la conveniencia de realizar más campañas de prospección y permitir capturas con fines científicos.

Pero el consejo que dan los biólogos que asesoran a la Comisión Europea ha caído como un jarro de agua fría en el arrastre de A Coruña, que confiaba en que el ICES, una vez demostrado el error de cálculo de sus informes, bendijese las nuevas campañas y, de paso, abriese la puerta a permitir capturas accidentales de cigala. Por lo de pronto, el organismo sugiere que la evaluación sobre la abundancia de cigala en las aguas gallegas se aborde con cámaras submarinas, como ya se hace en otras zonas en las que se estudia esa misma especie. Verbigracia, Dinamarca. El ICES cree que el que emplean los daneses es el mejor método, pues permite obtener datos del stock con un mínimo impacto sobre la población, al no requerir que los ejemplares sean capturados. 

Pero eso es, precisamente, lo que quieren los arrastreros que participan en la campaña: poder extraer cigala con fines científicos y, por supuesto, comercializarla. Para eso sugerían hacer una nueva prospección este año, la segunda parte de la Caracas (acrónimo de Campaña de Abundancia de Cigala) con 24 toneladas autorizadas, la mitad de la cantidad que España tenía de cuota en el 2016 -ejercicio previo al cierre de la pesquería- que capturarían en una quincena de mareas de pesca. 

1.700 kilos y diez mareas

Sin embargo, el ICES insiste en que el TAC cero -ese que llevaban aconsejando indefectiblemente desde el 2002 dada la caída de las capturas y que no consiguió imponer hasta el 2017-, es lo mejor para proteger el stock. Así que, en el caso de no ser viable hacer la campaña con cámaras submarinas, podría accederse a la captura de ejemplares, pero nada de 24 toneladas de cuota científica, pues consideran que 1.700 kilos son más que suficientes para obtener datos con una precisión razonable, al menos la que se requiere para calcular la captura por unidad de esfuerzo. Ese cupo sale de multiplicar el número de viajes por mes por el ratio de capturas declaradas en la Caracas y sumando un 15 % para cubrir en el caso de que en el 2018 las capturas fueras mayores. 

Y nada de quince jornadas de pesca. Con diez mareas, cinco en agosto y cinco en septiembre, llegan para evaluar el stock de cigala, con lo que también se frustra la intención de adelantar la prospección para hacer coincidir la campaña con las fechas de mayor abundancia, que es de mayo a agosto. 

Mismos barcos, idénticas fechas, igual zona y con observadores

A los científicos del ICES les ha llamado poderosamente la atención el hecho de que la campaña se circunscriba a la unidad funcional 25 (UF 25), que se corresponde con las aguas gallegas, y se deje fuera la 31, en el Cantábrico, donde también está vigente el TAC cero hasta el 2019. Pero deja al margen esa cuestión que se le escapa para razonar que lo ideal sería realizar una prospección durante los mismos meses en los que se hizo el año pasado, que también repitieran los barcos -Burelés y Ana Isabel- y empleasen idénticas redes. De no poder repetir los pesqueros, conviene enviar otros lo más parecidos posibles en cuanto a tonelaje y potencia.

Los biólogos creen que cada marea no debería superar los dos días de duración y los lances tienen que hacerse en distintos puntos del área examinada, no vaya a ser que se esté actuando sobre un punto de alta concentración de ejemplares. Y, por supuesto, con observadores a bordo. 

A seguir esperando

A los arrastreros agrupados en la organización Pescagalicia no les queda otra que esperar que la Comisión Europea abra la mano y autorice la campaña con más mareas y, sobre todo, con más toneladas. «O que vén ser unha campaña normal», señala Torcuato Teixeira, secretario xeral de la entidad, que sospecha que el ICES es reticente «a aceptar o seu erro», pues los datos recabados por el sector demostraron que la captura por unidad de esfuerzo era mucho mayor de la que recogían los informes que dieron pie a recomendar el TAC cero, y por eso se muestra cicatera con el estudio que promueven el sector y el IEO.