Patrocinado porPatrocinado por

El dueño de la vaca loca estradense: «Non hai ningún motivo de alarma»

Rocío García Martínez
Rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

GANADERÍA

BASILIO BELLO

El positivo fue detectado tras sacrificar el animal, de 22 años de edad, después que sufriese una caída en una granja de Orazo dedicada al vacuno de carne

09 feb 2023 . Actualizado a las 10:19 h.

Hace años que las vacas locas han dejado de estar de moda. Aquella epidemia que en Galicia estalló en el año 2000 —el primer caso se registró en noviembre en una granja de Carballedo— tenía su origen en la ingesta de piensos de origen animal por parte de los bóvidos. A raíz de aquella crisis, la composición de los piensos fue revisada a nivel mundial y la epidemia cesó. Desde entonces los casos han ido goteando cada vez de forma más aislada. En Galicia, el último declarado fue en el 2019 en una granja de Ortigueira, en un animal de más de 18 años.

Este martes ha saltado un nuevo caso en A Estrada. Por su intrascendencia para la salud pública y la sanidad animal no preocupa a las autoridades en la materia. En la calle, el tema todavía suscita algunos temores y suspicacias. En el sector agroganadero local, en cambio, la tranquilidad es total. Los profesionales conocen bien las garantías que se le exigen hoy en día a cualquier granja. «Hoxe as vacas teñen máis documentación ca ti e ca min», comenta con retranca el ganadero estradense Jesús Conde. «Vas ti enfermo ao hospital e non te analizan tanto como analizan ao gando se xurde un problema nunha explotación», corrobora Daniel Rodríguez.

Daniel Rodríguez es el propietario de Mora, la vaca estradense sacrificada en la que se detectó una encefalopatía espongiforme bovina, de la variante atípica, cepa tipo H. A raíz de la noticia, el joven hizo un llamamiento a la tranquilidad en las redes sociales. «Non hai ningún motivo de alarma. Este foi un caso illado e nin sequera é un caso claro», explica antes de contar la historia del animal.

Daniel Rodríguez tiene una pequeña granja de vacuno de carne en Orazo (A Estrada). Tan pequeña que ahora mismo solo tiene dos animales. «Esa vaca compráraa hai sete anos, cando tiña quince. Saíame ben de prezo e era mansa. Collina para limpar unha leira na que tamén tiña unha besta», explica el ganadero. «Foi a primeira vaca que tiven. Despois foi indo a explotación a máis. Nunca me desfixen dela porque era mansa e era a que levaba a manada», cuenta.

«Sempre foi unha vaca sa e moi tranquila. Ás vacas tolas chamábanlles así porque se supoñía que desenvolvían comportamentos estranos, pero esta nunca fixo un ruído nin un movemento estraño», explica el propietario.

Según cuenta Daniel Rodríguez, cuando compró la vaca, esta venía preñada. «Despois volvina inseminar e dou dúas crías femias. Dicían que a enfermidade pasaba de nais a fillas, pero nós vendémolas as dúas xa o ano pasado para matar e non deron nada nas análises que lles fan. Chegáronme os resultados das análises de sangue e carne e estaba todo perfectamente», explica el ganadero estradense.

El último caso de una serie iniciada en Rodeiro en 2001

El caso estradense supone el último y después de mucho tiempo ocurrido en Deza y Tabeirós-Terra de Montes, dentro de un listado de animales afectados por esta enfermedad que comenzó hace ya veintidós años, curiosamente la misma edad que tenía Mora cuando fue sacrificada. La primera vaca local detectada en las comarcas vivía en Rodeiro, en una explotación ubicada en la parroquia de Pedroso y que era propiedad de José Mario Lorenzo. Un ejemplar de cinco años de edad, una hembra que fue sacrificada en un matadero ourensano. Formaba parte de un rebaño de unas treinta reses, tanto vacas lecheras como terneros de recría y cebo. Por aquel entonces la detección de la enfermedad suponía la inmovilización de los animales y la eliminación de la cabaña con indemnizaciones oficiales ajustadas, como informaba La Voz. Después de esa primera de Rodeiro en febrero del 2001 llegarían por desgracia bastantes más.

La explotación fue paralizada una semana por precaución

Mora llevó una larga vida de marquesa en su granja de Orazo. «En sete anos na casa nin gota de penso probou», dice el propietario. Pero hace poco sufrió una caída que trastocó esa idílica situación. «Tiven que sacrificala porque non se daba posto de pé e como xa era moi vella tratala non pagaba a pena», cuenta el ganadero. «Vacas de 22 anos poucas deben quedar en Galicia», observa Daniel Rodríguez.

Mora terminó en el centro de destrucción de cadáveres, pero aún así antes de eliminar sus restos se le hicieron las pruebas pertinentes y el animal mostró indicios de la enfermedad. «Paralizaron a explotación unha semana para facer probas e comprobar que todo estivera en orde, pero xa se fixeron todas as comprobacións e xa está a explotación aberta», cuenta. «Segundo nos dixeron, as análises amosaron indicios da enfermidade, pero despois no laboratorio en Madrid dixeron que non era un caso claro», indica el propietario.

La granja de Daniel no va a crecer de momento. «De boa gana ampliaría e me dedicaría profesionalmente á granxa, que é algo que sempre me gustou, pero a cousa está moi complicada e estou traballando noutro sector», explica.