Acaban de dimitir dos de sus ministros por «abusar» del dinero público. Bobos. Uno de ellos, Alain Jodanyet, lo hizo porque gozaba de un permiso dudoso para ampliar su casa de vacaciones; el tío tonto en vez de dimitir tenía que haberse informado en Ourense; a un vecino nuestro que hizo lo mismo lo ascendieron a secretario general. El otro badulaque, el señor Blanc se fue porque le pillaron fumándose 12.000 euros de puros Partagas pagados con dinero de los gabachos. Políticos tenemos que se han fumado, materialmente, la provincia y con la borralla hicieron lonjas en donde ya no había productos agrícolas, piscinas en pueblos en los que los vecinos aun no tenían bañera y campos de fútbol en sitios en los que ya no quedaban jóvenes ni, por supuesto, nacían niños.
Lo vamos a resolver; vamos a crear un «Instituto Ourensán para a Interpretación dos Gilipollas que Dimiten». Nos hincharemos a ganar dinero enseñándole a los tontorrones que en política hay que sostenella y no enmendalla aunque el conselleiro de Ordenación de turno maneje cuatro millones de parcelas y no haga nada o nos cachen con un permiso de ochenta euros para hacer obras por un millón. Ourense is different.