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Drones que buscan pinos con mucho potencial para extraer su resina

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

ROI FERNÁNDEZ

La asociación de resineros de Galicia celebra una reunión para retomar su actividad

18 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En apenas cinco años, Galicia ha pasado de producir mil kilos de resina a los 130.000 que, se estima, recogerá este año. De igual manera, el número de profesionales que trabaja en este sector ha pasado de una persona a quince. El crecimiento experimentado por esta actividad ha despertado el interés de las administraciones públicas y de las empresas, lo que ha llevado a intentar revitalizar la Asociación de Resineros de Galicia (Arega), que el pasado fin de semana celebró su primera reunión. El encuentro sirvió para plantear la manera en la que se puede recuperar la actividad de esta entidad con el fin de ayudar a organizar y a sentar las bases de futuro para esta actividad. Y también para presentar el proyecto Novas tecnoloxías aplicadas ao aproveitamento resinero, en el que colaboran la Universidad de Santiago, la Misión Biológica de Galicia y el resinero Roberto Touza. Se trata de una investigación que permite utilizar los drones para localizar a los pinos más adecuados para su aprovechamiento resinero.

Empresas y administraciones públicas han mostrado su interés por este sector Existe un interés de las administraciones públicas por ayudar a recuperar el sector resinero de Galicia. Hay, también, la necesidad de poner orden en una actividad que cada vez tiene más auge. Y, por último, son cada vez más las empresas gallegas que están mostrando su interés en adquirir la resina que se extrae de los pinos gallegos, que actualmente se comercializa, sobre todo, a través de firmas de otras zonas de España, como Segovia. Todos estos motivos fueron los que llevaron a los profesionales del sector a tratar de retomar la actividad de la Asociación de Resineros de Galicia (Arega), que actualmente preside Xian Santos. La idea es que esta entidad vuelva a funcionar y represente los intereses de los quince resineros que, actualmente, trabajan en Galicia. Su actividad se centra en los montes mancomunados de Ferreira de Pantón y Castro Baroña, pero también en terrenos privados del entorno de Pontevedra, Santiago de Compostela, Laracha, Baralla y Palas de Rei.

ROI FERNÁNDEZ

La agrupación confía en dar un buen salto durante el próximo ejercicio. Y es que de los cursos que se han impartido en los últimos meses han salido nuevos resineros, interesados en iniciar la actividad. Además, cada vez son también más las comunidades de montes y propietarios de masas forestales que se ponen en contacto con ellos para interesarse por esta profesión.

La investigación

En ese primer encuentro, se presentó también el trabajo de investigación que está llevando a cabo el grupo operativo Resdron, que coordina el propio Roberto Touza. Se trata esta de una iniciativa de investigación en la que colaboran la Universidad de Santiago, a través del grupo de Ecofisiología Vegetal, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Galicia (CSIC). Está financiada con fondos Feader, de la Xunta de Galicia. La idea de este proyecto es la de diseñar un sistema que permita que los drones identifiquen desde el aire los pinos más adecuados para la actividad de extraer resina. «Los drones cogen una imagen multiespectral. La luz que se refleja en los pinos nos indica diferentes parámetros fisiológicos de ese árbol», explica Touza. Analizar cuáles son esos parámetros será uno de los primeros objetivos del proyecto para establecer cuáles son los árboles con más aptitudes para resinar. Posteriormente, se realizarán microrresinaciones de los ejemplares escogidos. Mediante un método científico se intentará asociar esos parámetros a la calidad de la resina. También se realizará una resinación completa. Con toda esta información, se tratará de establecer un sistema que permita que los drones identifiquen desde el aire los pinos que mejor resultado darán en esta actividad. «Para que todo esto tenga un significado, tiene que haber una metodología científica. Y eso es lo que estamos haciendo», explica Touza.