La astronauta Sara García Alonso comparte su experiencia con la ingravidez: «Cuerpo y mente se adaptan y flotar se vuelve algo natural»

P. V. LA VOZ

SOCIEDAD

La astronauta española Sara García Alonso, en un reciente reportaje de televisión
La astronauta española Sara García Alonso, en un reciente reportaje de televisión TVE

La investigadora leonesa ha participado en el primero de los tres vuelos parabólicos donde experimenta varios períodos sin gravedad: «¡Qué pasada! Es difícil describirlo con palabras»

11 sep 2025 . Actualizado a las 13:30 h.

La astronauta leonesa Sara García Alonso, la primera mujer española seleccionada para la reserva de la Agencia Espacial Europea, se encuentra esta semana en la ciudad francesa de Burdeos para participar en «uno de los entrenamientos más impresionantes» a los que se tienen que someter los profesionales de la ESA: los vuelos parabólicos.

«¡Qué pasada!», ha expresado la investigadora al compartir con sus seguidores unas impresionantes fotografías de uno de los tres vuelos parabólicos en los que ha participado a través de la Agencia Espacial Española, y en los que se experimentan unos segundos sin gravedad. Unos momentos de ingravidez cuya sensación considera describir con palabras. «Evitar chocar con alguien o no salir catapultado ya parece un reto», ha explicado sobre su experiencia en el primero de estos tres vuelos, «pero, tras varias parábolas, cuerpo y mente se adaptan, y flotar se vuelve algo natural».

Este método, que sirve para reproducir en la Tierra la sensación de ingravidez, se realiza en un avión especial, que asciende y desciende en ángulos de 45º, de modo que, en los momentos en los que llega la parte más alta de la parábola, se experimentan alrededor de 20 segundos de microgravedad, lo que sirve para simular la gravedad de la Luna o Marte.

En los momentos previos e inmediatamente posteriores a esos momentos sin gravedad, por el contrario, se produce el efecto contrario, una hipergravedad que los lleva a soportar una fuerza que llega hasta los 2 gramos. De ahí que defina a esta experiencia «como subirse a una montaña rusa gigantesca».

Estos vuelos son esenciales para validar experimentos, realizar instrumental y poder entrenar, aunque sea por uno segundos, como si estuvieran en una de sus misiones. Y durante estos días en Burdeos, la española participa en tres vuelos, donde se generan 30 períodos de microgravedad en cada uno de ellos.

Además de entrenamiento para astronautas, estos vuelos innovadores permiten alcanzar importantes avances tecnológicos y científicos, ha destacado.