¿Y ahora qué? Los pasos de la liturgia que sigue a la muerte del papa

La Voz MADRID / EFE

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Europa Press

Francisco simplificó el rito solemne instaurado durante siglos, renunciando incluso a ser enterrado en San Pedro. Será velado durante tres días en un único ataúd, de madera, colocado sobre el suelo. Sus restos reposarán en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma

21 abr 2025 . Actualizado a las 15:32 h.

A lo largo de los siglos, la muerte y exequias de los papas fueron regidas por una solemne liturgia que Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, optó por simplificar, renunciando incluso a ser enterrado en San Pedro. Este ritual, dividido en tres «estaciones» que corresponden a la vigilia, el funeral y la sepultura, estará orquestado por el cardenal camarlengo, el estadounidense Kevin Farrell, encargado de dirigir la Iglesia en «sede vacante» hasta el próximo cónclave.

Estos son los pasos de las exequias tras la muerte del pontífice argentino, abreviados por voluntad propia en el Ordo Exsequiarum Romani Ponteficis de noviembre del 2024.

CONSTATACIÓN

Los médicos certifican el fallecimiento del pontífice. En el pasado se hacía golpeando un martillo de plata en la frente o llamándole por su nombre de pila. Una vez confirmado, el prefecto de la Casa Pontificia proclamará la defunción. Esta constatación, por orden de Francisco, ya no será en su habitación, sino en la capilla.

EL CAMARLENGO

La figura clave. Con paramentos de color rojo —señal de luto—, el camarlengo entra en la habitación escoltado por un destacamento de la Guardia Suiza, símbolo de la nueva autoridad, para asegurarse oficialmente de la muerte del pontífice.

SELLAR EL LEGADO

La retirada del Anillo del Pescador. Símbolo del poder pontificio, el anillo se retira del dedo del papa, lo que marca el final de su reinado. La joya es machacada junto con el sello papal para evitar cualquier falsificación de documentos u órdenes. Con el mismo propósito se sella la habitación del difunto.

EL ANUNCIO

Las campanas. Inmediatamente después, el camarlengo informa al vicario de Roma y, después, a los fieles de la ciudad. Las campanas de San Pedro doblarán a muerto, anunciando al mundo y a Roma el fallecimiento.

ADIÓS AL TRIPLE ATAÚD

Ahora, uno solo. Tradicionalmente el cuerpo del papa era introducido en un triple ataúd, de ciprés, de plomo y de roble, pero el papa argentino ha preferido usar solo uno. El cuerpo de Francisco será depositado en una caja de madera, con cubierta interna de zinc, y se espera que durante el velatorio se coloque sobre el suelo para quedar a la altura de sus fieles

ANTE LA HISTORIA

En el féretro, una lista de sus obras y varias monedas. El rostro del difunto se cubre con un pañuelo blanco de seda y en su féretro se introduce un tubo metálico que conservará un pergamino con sus obras más importantes en vida. Además, se mete una bolsa con algunas monedas acuñadas durante su pontificado. La costumbre señala que se debe haber una moneda de oro por cada año de reino, una de plata por cada mes y de bronce por cada día.

TRASLADO FÚNEBRE

Exposición a los fieles. Tras el velatorio del cuerpo, el féretro debe ser llevado a la basílica de San Pedro del Vaticano para su exposición a los fieles y autoridades. Durante el cortejo funerario se entona el responso Libera me, Domine, de morte aeterna (Líbrame Señor de la muerte eterna) y las letanías.

ANTE LOS FIELES

El ataúd, abierto. El cuerpo de Francisco será expuesto, pero en vez de hacerlo en un catafalco —túmulo o plataforma elevada cuidadosamente adornada—, se hará directamente en el propio ataúd, abierto. El féretro quedará expuesto tres días, sin ceremonias privadas, a ojos de todos quienes quieran despedirse de él, lo que augura enormes colas de fieles. Después se celebrará el funeral.

FUNERAL

El día lo deciden los cardenales. El funeral pontificio se celebra en la fecha que elija una reunión plenaria de cardenales. En los casos de los últimos cuatro papas —Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI— este rito se celebró en la plaza vaticana, al aire libre.

LA SEPULTURA

En Santa María la Mayor. Francisco también cambió el manual de liturgia funeraria para permitir su inhumación en un lugar distinto de la cripta vaticana. En su caso, expresó en vida su deseo de ser sepultado en la basílica romana de Santa María la Mayor, uno de los templos más visitados de Italia. Allí, cerca de la transitada estación de Termini, se encuentra la patrona de Roma, la Virgen Salus Populi Romani, por la que el papa sentía gran devoción, como demostró el día de su elección hace más de una década al acudir a rezarle tras su nombramiento. También lo hacía antes de cada viaje.

Las novendiales

Misas de difuntos en su honor durante nueve días. Con el papa enterrado, darán inicio las llamadas novendiales, las misas de difuntos celebradas en su honor durante nueve días consecutivos, empezando con la del funeral. Mientras, los cardenales se reúnen para fijar el comienzo del cónclave en busca de un sucesor. 

El cónclave

Antes. Con la muerte de Francisco se estrena la modificación introducida por Benedicto XVI en el 2013 de cara al esperado cónclave. Hasta ahora se celebraba entre 15 y 20 días después de la muerte del pontífice —con el objetivo de dar tiempo a los cardenales de todo el mundo a aterrizar en Roma—, pero el alemán decidió acortar el plazo, siempre que todos los participantes se encuentren ya en la ciudad. A esta cita están llamados más de un centenar procedentes de los cinco continentes. Lo que no cambia es el consenso mínimo necesario para elegir al nuevo papa, y con ello la posibilidad de que el cónclave se alargue durante días, incluso semanas. Al menos dos tercios de los cardenales presentes en la cita —a veces se producen ausencias, por ejemplo, por enfermedad— tendrán que dar su voto a un mismo candidato.