Una intensa marea viva se «come» la costa

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La bajamar también fue espectacular, ya que permitió acceder por tierra a lugares escondidos. En Galicia no se registró ningún incidente importante, pero en Cantabria el Gobierno autonómico ha declarado la preemergencia

19 sep 2024 . Actualizado a las 20:30 h.

Paseos cortados, playas desaparecidas, puertos pesqueros en los que el agua prácticamente se ha situado a ras de la superficie, inundaciones puntuales... Las mareas vivas más intensas de los últimos 19 años, que han coincidido con la superluna y el eclipse parcial, no han defraudado en Galicia. Durante la pleamar de este miércoles, en torno a las cinco y las cinco y media de la tarde, el agua alcanzó una altura de entre 4,1 metros, registrada en Vigo, y de hasta 4,5 metros, en la ría de Foz. Es la diferencia entre la bajamar y la pleamar. En algunos puntos se situó hasta casi medio metro por encima de las habituales mareas vivas de septiembre, que tradicionalmente son las más fuertes del año.

En esta ocasión el episodio de mareas vivas astronómico fue excepcional, porque a la coincidencia de la superluna en equinocio, un momento en el que el satélite y el sol están alineados con el Ecuador, con lo que combinan su fuerza gravitatoria, se unió un factor añadido: la Luna se encontraba en su fase de perigeo, el momento de mayor cercanía con la Tierra. Fue un espectáculo que no se quisieron perder muchos curiosos que se acercaron a la costa para contemplarlo.

Pero si los registros alcanzados por la marea alta fueron especialmente llamativos, no lo fueron menos los que se midieron durante la bajamar. La retirada del agua permitió descubrir lugares en las playas que hacía años que no se habían visto. En A Coruña, por ejemplo, la merma de la superficie de arena permitió cruzar andando (y casi sin mojarse los pies) desde la orilla del hospital materno hasta la vecina Santa Cristina, en el municipio de Oleiros.

En Sanxenxo, la Madama de Silgar parecía que estaba al alcance de tres brazadas nadando, mientras que en la dársena de embarcaciones menores de As Corbaceiras, en Pontevedra, todo se quedó en seco como si fuese un campo, solo roto por el hilito que sigue el curso del río Gafos en su desembocadura.

La situación cambió de forma radical por la tarde, con la llegada de la pleamar. En Pontevedra, por ejemplo, el agua llegó a cortar el paso a los viandantes que utilizan la última pasarela de madera en la desembocadura del Gafos. Y en Ardán, mientras la bajamar abrió una «autopista» para ir en seco y a pie a la isla de O Santo, la pleamar se engulló toda la playa.

En el muelle de Bouzas, en Vigo, los barcos estaban prácticamente al mismo nivel que el cemento. Y otro tanto ocurrió en la zona de A Mariña, especialmente en Porto Chico, en Foz, donde en algún momento casi eran indistinguibles las instalaciones portuarias. En esta ría de A Mariña la pleamar alcanzó su mayor altura en toda Galicia. Se elevó hasta 4,5 metros.

En Ferrol, el agua estuvo muy cerca de alcanzar el Ponte de As Pías. E imágenes así se sucedieron a lo largo de la costa gallega. Pero, pese a la espectacularidad de la marea no hubo que lamentar grandes incidentes. La más destacada se vivió en Betanzos, donde el agua alcanzó dos edificios del malecón y parte del paseo del puerto. Es algo que suele pasar cuando hay lluvias intensas, pero no suele ser habitual con mareas vivas.

Este fenómeno se viene registrando desde este lunes y se prolongará hasta el viernes, aunque uno de los momentos culminantes fue este miércoles coincidiendo con la plenitud de la Luna llena, la superluna de la cosecha. Pero suele ocurrir que el efecto de mayor atracción de las aguas por la fuerza de gravedad de la Luna se manifiesta con mayor fuerza un día después, por lo que este jueves el episodio de mareas vivas serán un poco más intenso.

Emergencia en Cantabria

En Galicia no se ha emitido ninguna alerta, pero sí en Cantabria, donde el Gobierno de la comunidad activó la fase de preemergencia del Plan Especial de Protección Civil por la acusada subida del nivel del mar.

La superluna del miércoles, que trajo las mareas vivas, también vino acompañada de un eclipse parcial anular. La ocultación máxima, que ocurrió en torno a las cinco menos cuarto de la madrugada, fue de un 5 % del satélite. Fue como un pequeño mordisco, pero vistoso.