Unicef alerta sobre el impacto que la crisis del coronavirus tiene en los niños

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Sandra Alonso

Solicita una estrategia específica de salud mental para menores en España

17 mar 2021 . Actualizado a las 10:07 h.

Miedo, ansiedad, desinterés, irritabilidad y dificultades para la concentración. Esas son algunas de las notas que muchos menores están manifestando desde que, en marzo del 2020, vieron truncada su normalidad con la crisis del coronavirus. Lo indica Irene Marín, coordinadora de Unicef Comité Galicia: «Están preocupados por todo lo que está sucediendo y eso se exterioriza de diferentes formas. Unos están más apagados. A otros les cuesta más hacer los deberes. Otros tienen inseguridad. Y otros lo somatizan a través de dolores que vienen de la ansiedad y el miedo provocado de la pandemia».

Todo esto se produce con un deficitario soporte de salud mental que Unicef ya había denunciado antes de la pandemia. «En el 2018 el Comité de Derechos del Niño dejó constancia de la importancia de que en España había que adoptar una política nacional de salud mental infantil», recuerda Martín. «Siempre ha estado infradotado el apoyo psicosocial. Falta especialización. Y también falta coordinación entre todos los actores que intervienen: la atención primaria, la hospitalaria, el entorno escolar, y las propias familias», añade.

En ese sentido, desde Unicef resaltan la importancia de la prevención, clave en crisis como esta. «Es uno de los pilares básicos, para poder atajar todos los problemas asociados -recalca Marín-. Hay que prever medidas que, ante crisis como esta, que pueden surgir otras, puedan dar respuesta. Pedimos reforzar el papel de la atención primaria de los centros sanitarios y también que se pueda trabajar de forma coordinada con los propios colegios».

Respuesta nacional y gallega

A nivel nacional ya se ha creado un grupo de trabajo para analizar la salud mental, impulsado por más de 20 asociaciones entre las cuales se encuentra Unicef. «Lo anunció la ministra de Sanidad en febrero y eso permitirá sentar las bases de esa estrategia que ya nos estaban diciendo claramente en el 2018 que había que poner en marcha», recuerda Irene Marín.

En el ámbito gallego existe el Pacto Galego pola Infancia, firmado por Unicef en el año 2019 y que pone el foco en diferentes ámbitos. «Uno de ellos es la salud y se incluye este tema de una estrategia específica de salud mental infantil, que se dé mayor visibilidad a estas situaciones de vulnerabilidad. También que se dote convenientemente para poder tratar a los niños», indican. Debido al coronavirus, el Plan de Saúde Mental de Galicia poscovid-19 2020-2024 incluye un refuerzo de personal para tratar las consecuencias del virus.

Entre los objetivos de este plan se encuentra la prevención e identificación precoz de los trastornos mentales en la infancia y en la adolescencia, así como favorecer la accesibilidad a los equipos de salud mental infantojuvenil. Se detiene en temas como el aumento de recursos en atención primaria para detección y seguimiento de casos y en lo relacionado con los hábitos adictivos o el acoso escolar.

Un problema global

El efecto de la pandemia y las medidas adoptadas para detenerla en la infancia es mundial. Unicef señala que, al menos, uno de cada siete niños ha vivido bajo políticas nacionales de confinamiento obligatorio o recomendado durante al menos nueve meses desde el comienzo de la pandemia. La oenegé señala que 139 millones de niños a nivel global han estado bajo confinamiento nacional obligatorio.

A medida que avanzaban las semanas, la situación comenzó a dejar impacto en los menores. Una reciente encuesta de Unicef Report dirigida a jóvenes en Latinoamérica y el Caribe, que obtuvo más de 8.000 respuestas, reveló que más de una cuarta parte de los encuestados había experimentado ansiedad, y el 15 % depresión.

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«A miña vida cambiou moito, agora síntome máis apagada e sen ganas de facer cousas»

 

 

Laura vive en Tomiño. Tiene 10 años, y apunta ya a los 11. Hace 12 meses vio cómo su vida y la de su familia cambiaba de manera radical. Fue en aquel fin de semana de marzo en el que se declaraba al estado de alarma. «Ás veces pensaba que o mundo ía acabarse. Falábase moito do covid e a todas horas», recuerda. Se refiere a la fase dura, la del confinamiento. Cuando se pausó todo: el colegio, los amigos y salir de casa. «Facía os deberes que me mandaban e pensaba en todo isto do covid. Que lle ía pasar a nosa familia con todo isto e así. Intentaba tranquilizarme, pero volvía aí. Tiven medo de que me pasase algo ou que sufrísemos algo», explica.

La situación general evolucionó a mejor. Pero aún no es la deseable para una niña como ella. «Non podemos estar cos nosos amigos ben. Non te podes acercar, hai que levar a máscara, non podes abrazar. Estou agobiada», comenta. Admite que dejó huella en su carácter: «A miña vida cambiou moito. Síntome máis apagada, máis cansada e sen ganas de facer cousas. Cústame máis estudar que antes e tamén durmir. Antes durmía ao instante, agora moitas veces empezo a pensar en cousas, como se lle pasa algo a miña familia», explica.

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«Hubo momentos en los que he estado muy agobiado, aunque lo intento llevar lo mejor que puedo»

 

Francisco estudia 1.º de ESO en Porriño. A sus 13 años, intenta relativizar todo lo ocurrido desde que irrumpió el covid-19. «Hubo cosas malas, pero todo se pasa con el tiempo», dice. Lo explica desde su perspectiva adolescente: «Con el virus no hemos podido salir y la gente joven estamos mucho más acostumbrados a estar fuera de casa y movernos. Cuando no se podía, realmente fue muy agobiante. Al principio, no. Pero luego, cuando empezaban a pasar los días y nada cambiaba, te empezabas sentir muy mal. Era una situación que no molaba nada».

Entre los problemas, truncar las clases. «Sexto de primaria no pude terminarlo bien. Es uno de los cursos más importantes y me hubiera gustado hacerlo de manera normal», dice. Francisco se encuentra la sensación de alerta permanente: «Te tienes que preocupar todo el tiempo de no acercarte mucho, de llevar mascarilla o de no confundir un refresco, si estás tomando algo». Y los retrocesos: «Parece que dejan hacer cosas y, luego, volvemos atrás». En cualquier caso, Francisco opta por la resignación y esperar a que todo pase: «Hubo momentos en los que he estado muy agobiado, aunque lo intento llevar lo mejor que puedo».