Un paseo por el cielo de Chandrexa de Queixa

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Ruta de senderismo hacia el pico O Seixo, en Chandrexa de Queixa
Ruta de senderismo hacia el pico O Seixo, en Chandrexa de Queixa P. Varela

En lo profundo del Macizo Central de Ourense, y a las puertas del parque natural de O Invernadeiro, la subida al pico de O Seixo es todo un placer para los amantes del senderismo y la astronomía

27 feb 2021 . Actualizado a las 21:26 h.

En la aldea de Requeixo, en el corazón del concello ourensano de Chandrexa de Queixa, encontró refugio durante la Guerra Civil el intelectual galeguista Valentín Paz Andrade. Como por aquel entonces, el mejor aliado de quienes están de paso es el silencio, porque Requeixo es, sobre todo, un remanso de paz.

Encajado en el Macizo Central, alcanzar este pequeño núcleo en las alturas de la provincia implica serpentear por carreteras secundarias, dejando atrás la OU-0601 que llega desde Castro Caldelas y bordea el embalse de Chandrexa. Llegar exige paciencia al volante y también curiosidad, porque el paisaje lo merece. Requeixo, a 1.200 metros de altura e incluido en la Red Natura 2000, es una diminuta parroquia con un patrimonio natural de lo más variado: además de las espectaculares vistas que brinda al valle glaciar de As Forcadas, también es una puerta a las estribaciones montañosas colindantes con el parque de O Invernadeiro.

Uno de los atractivos de la zona está en la ruta de senderismo hacia el pico de O Seixo, de unos 14 kilómetros entre ida y vuelta. El punto de partida está en un camino situado al noroeste del pueblo, al pie de la antigua escuela, ahora abandonada, bordeando varias de las huertas y terrenos de los vecinos. Ya ahí, la pendiente manda un aviso: la subida hasta la cima llevará su tiempo. Pero a cambio, regala panorámicas como la del Mirador das Estrelas, al kilómetro y medio de iniciarse el trayecto. Porque en Requeixo, donde solo el humo de las chimeneas de alguna casa se cuela en el horizonte, uno de sus bienes inmateriales más preciados es la inexistencia de contaminación lumínica. Para los amantes de la astronomía o aquellos que persiguen lo más parecido a los destinos turísticos Starlight, una visita al mirador en una noche sin nubes puede ser toda una aventura y un placer para los sentidos.

A continuación, el sendero enfila hacia el sur atravesando el Chao do Couso, una pequeña altiplanicie salpicada de matorrales y pastos subalpinos que anticipa el salto a un camino enlosado que bordea la sierra por su lado este. Tanto en otoño como en primavera es fácil encontrarse con una combinación de colores púrpura y amarillo entre la vegetación de la ladera, donde la roca desnuda es, a su vez, afilada. Casi tanto como el viento, que en algunos tramos es cortante por el frío.

El acceso al pico de O Seixo, a 1.707 metros de altura, se ejecuta a través de una pista forestal adaptada a todoterrenos, más ancha y bien señalizada. Por el paso del tiempo y el efecto de las lluvias, el poste de madera que indica el tramo final hacia la cumbre, ligeramente torcido hacia abajo, recuerda que, pese a la proximidad aún faltan varios centenares de metros en subida hasta hollar finalmente el vértice geodésico del Club de Montañeiros Celtas que marca la llegada a O Seixo. Es el momento de reponer fuerzas. Y vale la pena quedarse allí un buen rato, porque en las cercanías no suele escucharse nada salvo el eco de algún claxon, habitualmente el de la furgoneta de los panaderos que recorren la zona.