«El banco de alimentos despacha en un día lo que antes en un mes»

María Guntín / Alberto López LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

La presidenta de la entidad explica que hay gente en Lugo que está «pasando mucha necesidad»

23 abr 2020 . Actualizado a las 13:41 h.

Este martes, el banco de alimentos de Lugo repartió en un día el suministro que antes de que estallase la pandemia global de coronavirus «entregaba a lo largo de un mes». Buena prueba de ello es la larga cola que se formó a las puertas de la entidad. Atendieron a más de 700 familias, unas 150 más de las que reciben habitualmente.

En Lugo, la crisis económica provocada por la pandemia ya ha provocado que haya familias que pasen necesidad, muchas de ellas con niños pequeños. Algunas no cobran un sueldo desde febrero y tampoco pueden buscarse la vida porque los sectores permanecen anclados, a la espera de saber cuándo podrán abrir y en qué condiciones. Así lo explica la presidenta del banco de alimentos, Amadora Núñez.

Hasta hace unos meses se podían establecer con más o menos margen los perfiles de las familias que acudían a la entidad para conseguir comida. Sin embargo, ahora los perfiles han desaparecido. Al banco de alimentos acude gente trabajadora que ha sido azotada por un ERTE y que proviene de diversos sectores. «Hay gente que recibe un sueldo y que con lo que cobra, tampoco llega a fin de mes», explica Amadora.

La Real Academia Española dice que la pobreza es sinónimo de falta y escasez. Con esta pandemia, la pobreza es cada vez más crónica y más diversa. Aunque hay muchos datos que alertan de las cifras que deja tras de sí el coronavirus, hablar de números dejaría a los lectores tal y cómo están. La realidad es que son cientos de familias las que se ven obligadas a pedir ayuda porque ven cómo la nevera se vacía y, al mismo tiempo, no hay dinero en la cartera para poder llenarla.

Una situación límite

Si algo tiene claro la presidenta del banco de alimentos de Lugo es que una cosa es contarlo y otra vivirlo. Palpar un ambiente de necesidad puede ser tan difícil de asimilar como ver al vecino de enfrente en esa cola, que aunque puede parecer desoladora, también tiene bastante de esperanzadora puesto que permite que sean muchas las familias que puedan cocinar un plato caliente este mediodía. La gente está asustada, y como para no estarlo.

«Hay gente que trabaja en el comercio local, en el mercado o en el sector de la hostelería que está en casa confinada, pero a final de mes le sigue llegando facturas y no hay ninguna fuente de ingreso», cuenta Amadora, consciente de que son muchas las personas que se ven en la tesitura de tener que ir a pedir comida al banco de alimentos.

¿Y cómo vive toda esta gente? ¿Puede poner la calefacción a diario si sus hijos tienen frío? Los supermercados se llenaron desde que se anunció el estado de alarma, en días previos a Semana Santa y aun ahora, con una normalidad a medio restablecer para la que cabría esperar de un confinamiento, se acumula la gente a las puertas de los comercios. Pero es fácil llenar la nevera con la cartera también llena. ¿Y qué hicieron los que no tenían medios suficientes? Y la pregunta no hace referencia a ese acopio de alimentos injustificado que realizaron algunos, habla de la posibilidad de ir al supermercado una vez a la semana para poder comer tres veces al día.

Aunque este martes el banco de alimentos de Lugo fue completamente arrasado, gracias a las constantes donaciones y al trabajo de los 25 voluntarios que hacen que todo esto sea posible, la despensa ya está medio llena de nuevo, esperando a las familias que acudirán la semana que viene. Porque todos recibirán el apoyo que necesitan. Una señora se puso en contacto con la entidad para decir que quería ayudar, pero que con su pensión de 300 euros no podía aportar dinero. Entonces, explicó que se la daba bien coser. Se puso manos a la obra y, máquina en mano, envió mascarillas para todos los voluntarios.

Una oleada de donaciones

La enorme demanda a la que hacen frente en el bancos alimentos ha despertado la solidaridad de muchas empresas, que han hecho una oleada de donaciones. El banco de alimentos ha recibido prácticamente de todo. Leche Celta, Larsa, Leche de Galicia y Leche Río enviaron muchos litros de esta bebida para repartir entre todas aquellas personas que lo necesiten. Mucha de esta leche fue a parar a bancos de alimentos de otras comunidades, para evitar así que se perdiese. Coca-Cola mandó dos toneladas de botellas y Pepsi también donó muchas bebidas.

Gadis adelantó su campaña de mayo solidario durante la que recauda alimentos que donan los clientes. Hizo una estimación teniendo en cuenta lo que recibieron el año pasado y decidió adelantar los alimentos para enviarlos a la entidad. Mercadona y Froiz también forman parte de esta lucha. CaixaBank donó 5.000 euros para comprar comida, al igual que Viesgo. Biofarma entregó 1.000 euros y Abanca también hará una donación, así como Nova Frigsa.

La trabajadora de un hospital de la provincia de Lugo decidió entregar su nómina al completo al banco de alimentos. Utilizarán sus 1.600 euros para hacer una buena compra y después repartirla. Hasta los deportistas que entrenan desde sus casas se han sumado y por cada 400 flexiones, donan cinco euros para comprar arroz y pasta. El colegio de Nadela envió material y Unilever optó por endulzar el confinamiento de los pequeños regalando tres palés de helados. Tartas Ancano de Portomarín hizo lo mismo. "Si se acaban las galletas, al menos podrán desayunar con estas tartas", explicaba la presidenta del banco de alimentos emocionada. Varios productores de patatas donaron más de 25 toneladas en sacos de 20 kilogramos y hasta un señor de Cospeito mandó una tonelada de su propia cosecha.