Decae la demanda de comida a domicilio en los restaurantes

ana f. cuba ORTIGUEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

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Algunos negocios ya han suspendido el servicio por la falta de pedidos, que sí se mantienen en las tiendas de alimentación

29 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La demanda de comida a domicilio ha ido a menos en los pocos restaurantes de la comarca que cerraron sus puertas con la entrada en vigor del estado de alarma, pero mantuvieron operativas las cocinas. Algunos ni siquiera se lo plantearon y otros, como el mesón Vila Vella, en Cedeira, publicitaron el servicio a través de las redes sociales, pero a los pocos días de que se iniciara el confinamiento decidieron suspenderlo por falta de pedidos.

Casa Rodrigo, en San Claudio (Ortigueira), es de los pocos restaurantes que continúan preparando varios platos al día, además de las pizzas, para su reparto o la recogida en el establecimiento. «Facemos unha especie de menú, por exemplo, guiso, ensaladilla, tenreira asada e macarróns, e a xente escolle. Hai algún que vén aquí buscalo e nós levámosllelo a varias empresas á hora de comer, para que os empregados non teñan que saír», explica el propietario, David Doce.

Medidas de seguridad

La tienda de Casa Rodrigo permanece abierta, aunque con cambios importantes para tratar de reforzar la seguridad. Los clientes no pueden acceder al interior, han de guardar cola con la distancia obligatoria y la compra la reciben a través del espacio abierto en la mampara colocada en la entrada. «Vendemos máis que antes porque a xente agora móvese menos e compra no sitio que ten máis cerca», constata Doce.

En el supermercado A Torre, en Cabanas, también se han incrementado las ventas. Diana Sánchez lleva 20 años al frente del negocio y reconoce que no había visto jamás a algunas de las personas que están entrando estos días en el local, y que aseguran ser vecinos de la zona. Desde que empezó la cuarentena realiza entre seis y siete repartos a domicilio. Dentro o fuera de la tienda, extrema las precauciones. «Detrás do mostrador mantés a distancia e intentas desinfectar máis os picaportes, o Concello tamén vén desinfectar por fóra», indica este empresaria.

En el Obrador de Laura, en Barracido (Ares), hay poco movimiento. Laura Bárcenas ofrece pizzas, empanadas, repostería y productos delicatesen, aparte de la tienda. «Tengo abierto porque es obligatorio al ser de primera necesidad, pero no estoy generando beneficio ninguno, hay muy poco movimiento», admite. En el bar-restaurante de enfrente, Casa Carmelita, que también regenta, la reja está bajada y nadie sabe cuándo podrá levantarla.

«La gente debe tener miedo»

En Valdoviño, la pizzería, hamburguesería y bocatería Pide & Pika sigue ofreciendo servicio a domicilio, los viernes y los fines de semana, los días que solía abrir en la temporada de invierno. «Empezó bien, pero ha ido decayendo y ahora está floja la cosa. La gente debe tener miedo», deduce Miguel Piñón, responsable del establecimiento.

En el bar Cuatro Caminos, conocido como o pendello de Boebre (Pontedeume), comparten el diagnóstico: «La gente está asustada». «Hemos hablado con el Ayuntamiento, por si es necesario preparar comida y llevársela a gente mayor que vive sola o a la residencia de ancianos», comenta Sonia Orgeira, lista para atender encargos, si es que llegan.