Guerra Mundial C (de coronavirus) y el décimo hombre

SOCIEDAD

THOMAS PETER / Reuters

25 feb 2020 . Actualizado a las 15:27 h.

Resulta bastante obvio que la evolución del coronavirus ha pillado en fuera de juego a la OMS, que en apenas un mes ha tenido que recalificar, sucesivamente la amenaza de moderada a alta, luego de emergencia mundial, poco después como múltiples epidemias y, finalmente como potencial pandemia. Y por lo mismo, parece también evidente que dicha organización no incorpora en los comités, comisiones y demás grupos responsables de valorar y tomar decisiones y medidas ante situaciones similares a un décimo hombre. Tan evidente como que debería contemplar su inclusión a partir de ya. 

La figura del décimo hombre también conocido como abogado del diablo y que en su momento popularizó -de forma efímera- la película Guerra Mundial Z -sí, la del virus zombi convertido en pandemia global que amenaza con acabar con toda la población-, hace referencia al individuo designado para evitar que haya unanimidad y consenso en la toma de decisiones y llevar la contraria a la mayoría esgrimiendo los argumentos y escenarios más improbables y señalar todos los posibles puntos débiles o fisuras de la decisión alcanzada por el grupo. Un papel resumido y recogido en la conocida como regla del décimo hombre: «Si de diez personas presentes en una habitación nueve están de acuerdo, el papel del décimo hombre es estar en desacuerdo y cuestionar cualquier decisión que se haya alcanzado». 

Pues bien, para encontrar el origen de tan llamativa -e imprescindible- figura hay que remontarse a la Guerra árabe-israelí o Guerra del Yom Kipur, en el año 1973. En aquel momento y a pesar de que disponían de datos y de información que ponían de manifiesto que Egipto y Siria estaban intentando agitar al resto de estados árabes para levantarse en contra de Israel, su Inteligencia Militar estaba completamente convencida de que esa alianza era imposible; y que ni mucho menos el levantamiento en armas, tendría lugar, precisamente, durante el Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes. Pero sucedió. Y las consecuencias de ese error en la valoración y toma de decisiones fueron tan funestas que impulsaron a la Inteligencia Militar israelí a instaurar, a partir de 1974, la figura del décimo hombre.