«Descubrí que tenía cáncer de riñón de forma accidental y eso que soy médico»

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

Luis Miguel Antón Aparicio, jefe del servicio de Oncología del Chuac, explica que esta es una enfermedad silenciosa y uno de los cánceres que más rápido está creciendo en el mundo

19 abr 2022 . Actualizado a las 19:43 h.

Luis Miguel Antón Aparicio, jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de A Coruña, habla como médico, pero también como paciente que ha superado un cáncer de riñón.

-¿Por qué sigue siendo tan difícil de detectar?

- Es como el de ovario. El abdomen los esconde. Además, el que lo padece no le da importancia. Se escucha mucho el «ya me pasará». Muchas veces no le damos importancia a los síntomas. El 65 % de los cánceres de riñón se diagnostican por casualidad. Vas al médico por otra cosa y se encuentran con esa masa renal. Es un tumor espantoso, diabólico, porque el diagnóstico suele ser tardío. En Galicia aparecen unos 120 nuevos casos de cáncer renal metastático cada año. A nivel estatal estamos hablando de unos 5.000.

-¿Cuáles son las señales de alerta?

- El primer síntoma es una hematuria, si alguien orina sangre (ya sea muy poca o mucha) tiene que asustarse e ir al médico. También hay un dolor lumbar que muchas veces se confunde porque puede deberse a múltiples factores. Cansancio, pérdida de apetito. Ante la duda hay que ir al especialista porque con una ecografía se detecta de forma casi inmediata. Una prueba barata, nada tóxica y con un alto rendimiento diagnóstico.

-¿Qué hay de las causas?

-Las causas no se conocen. Hay cinco tipos histológicos de cáncer renal, el que tiene mayor incidencia es el de células claras y está asociado a mutaciones de unos genes, pero las causas de esas mutaciones no están definidas. Lo cierto es que todos los subtipos llevan un estigma genético, que no quiere decir heredable. El cáncer renal no se hereda.

-No hay causas definidas, pero sí factores asociados.

-Hipertensión, diabetes, obesidad y dislipemia (hipercolesterolemia y/o hipertrigliceridemia): son los cuatro jinetes del apocalipsis del cáncer. Aquí tenemos datos muy importantes. La hipertensión aparece en un 60 % de los pacientes con cáncer renal. El 50 % presentan obesidad y el 25 % sobrepeso. Diabetes el 17 %, patología cardiovascular el 35 % y el 23 % tienen el ácido úrico alto. Además, el consumo de diuréticos tiene una relación del 30 % y 3 de cada 10 diagnosticados con cáncer de riñón eran fumadores. Hay una mayor incidencia en hombres que en mujeres y la edad suele estar en los 60 o 65 años.

-¿Cuáles son los principales tratamientos?

-La cirugía es el tratamiento principal siempre. Es la clave. Es lo que va a determinar el futuro y, por eso, es primordiar el diagnóstico precoz. A partir de ahí el panorama ha cambiado radicalmente en los últimos años. Hasta hace una década los pacientes se morían muy pronto. La era de la inmunoterapia lo ha cambiado todo. Ahora tenemos cinco fármacos que han conseguido que los pacientes puedan vivir dos, cinco y hasta diez años.

-Usted no solo es médico, también es paciente.

-Me operé rápido y gracias a eso estoy aquí. Por eso recalco la importancia del diagnóstico precoz, por mi propia experiencia. Mi diagnóstico fue de los accidentales, una coincidencia y eso que soy médico. Me hice una prueba por otra causa y ahí apareció.

-¿Le cambió la vida?

-Me cambió la vida por la vejez, la verdad. Es cierto que el diagnóstico te puede cambiar la vida de forma abrupta. Es una alarma. Hace que te preguntes, qué has hecho hasta ahora y si te has enterado de la vida. Ahí empiezas a reconsiderarlo todo. Cuando ya pasas de años, no hace falta que estés enfermo. Simplemente con contarlos ya es suficiente. El deshoje de la margarita, cuando solo queda una hoja sí que te cambia la vida. A mí, personalmente sí, pero para bien.

Entrevista publicada el 21 de junio del año 2019