El ujier que sueña con ser actor

Lucía Vidal REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Lucía Vidal / Álex López-Benito

Elías Ledo Vázquez es el primer empleado con síndrome de Down en trabajar como ordenanza en el Parlamento gallego

21 mar 2019 . Actualizado a las 20:48 h.

Elías acude a la cita impecablemente vestido, de traje, su nuevo uniforme de trabajo, al que se ha ido acostumbrando poco a poco. Es ujier y la cámara gallega es su segunda casa desde el 18 de junio, día en que recibió una llamada muy especial, y esperada: «Recuerdo que estaba en la Fundación Down Compostela, sonó el teléfono, y me dieron la enhorabuena». Había conseguido la primera plaza convocada para personas con discapacidad intelectual en la institución autonómica, a la que optaron más de doscientas personas de toda la comunidad. Él sacó la nota máxima. Empezó con los estudios para ordenanza en el 2017, cuando se hizo pública la convocatoria, aunque lleva desde el 2012 hincando en el codo y preparando oposiciones, a la Xunta y al Estado. «Se enteró todo el mundo de la noticia. Mis padres, mis abuelos, mis primos, mi hermana, mi sobrino, mi cuñado... Lo celebré con una comida».

Desde entonces sus mañanas transcurren en el mismo escenario donde se aprueban las leyes que rigen el devenir del país. «A veces la cosa se pone un poco tensa», comenta Elías refiriéndose a los plenos, mientras nos lleva en ascensor a la planta donde se sitúan las sedes de los grupos: «Aquí está el PP, aquí el PSOE, aquí el BNG y aquí la Marea», recita mientras caminamos por un largo pasillo que conduce a la biblioteca. Entra a las ocho de la mañana y sale a las tres de la tarde. «Me traen y me llevan mis padres porque vivo en Castiñeiriño y a esa hora no tengo buena combinación de transporte». A mayores, acude varias tardes, y algún sábado si es necesario. No para un minuto. «Es muy trabajador y está siempre pendiente de todo», comenta Bea Martínez, su preparadora laboral, que lo acompañó durante los primeros días. Ahora navega solo aunque reconoce que «los comienzos fueron duros». Nos enseña la sala de reprografía, adonde acude habitualmente para hacer fotocopias. También se encarga del reparto de prensa, paquetería y correspondencia, de asegurarse que sus señorías estén bien hidratadas o de recoger las tarjetas de visita. Asiste a sesiones plenarias y comisiones. Es uno más. En recepción se desenvuelve como pez en el agua con el ordenador y el teléfono: «Manejo el Word, el Excel, Internet...» No son funciones extrañas para él. A sus 29 años Elías ha estudiado dos ciclos de Formación Profesional, uno de comercio y otro de administrativo, y ha trabajado y realizado prácticas en el Ayuntamiento de Santiago, en la Cámara de Comercio, en un banco, en una tienda de puericultura, en la Xunta y en la propia Fundación Down Compostela, donde sigue pasando todo el tiempo que puede, y para la que siempre tiene palabras de agradecimiento: «Me han ayudado mucho».

Una agenda muy apretada

Los lunes toca natación. Martes y jueves, dos horas de clase «sin descanso», se apresura a remarcar Elías, que también participa en el grupo de teatro, dirigido por Lucas, «un poco exigente -matiza-, pero majo». Sinceridad a borbotones. «Practico fútbol, baloncesto, me gustan la hípica, la pintura, y la guitarra, aunque ya no toco tanto como antes porque no tengo tiempo». Pero si hay una verdadera pasión en su universo de aficiones, esa es el cine. Se ve todas las series de televisión. La lista es interminable: Aquí no hay quien viva, La que se avecina, Los hombres de Paco, Pacific Blue... aunque su preferida es Águila Roja: «Mi actriz favorita es la gallega Myriam Gallego, y si tengo que elegir un actor me quedo con el protagonista, El Pajarraco». Su sueño es convertirse en actor, algo por lo que estaría dispuesto, incluso, a mudarse. Pero solo -comentamos entre risas- si recibe la llamada de Almodóvar.

Ha sido un verano distinto a todos los demás, pero también ha habido hueco para el ocio. Elías ha podido disfrutar de veinte días de vacaciones: «Mi familia alquiló una casa y pasamos allí unos días, celebramos el cumpleaños de mi prima, fui a un hotel de A Illa, y a un montón de fiestas». Sobre la posibilidad y el deseo de independizarse algún día, lo tiene claro: «En un futuro sí que me gustaría pero cerca de mis padres, y no vivir solo sino con mis amigos o con mi pareja». Su novia se llama Pamela y se conocieron en Down Compostela, donde ella trabaja.

Consciente de que ejerce como abanderado de la lucha por la inclusión laboral del colectivo de personas con discapacidad, tiene una petición para administraciones, empresas e instituciones: «Que saquen más plazas para nosotros». Y un mensaje inspirador para sus compañeros: «Con trabajo, constancia y paciencia, se puede».

«El trabajo dignifica, destierra tópicos y es una forma eficaz de inclusión social»

Un total de 141 personas adscritas al programa de empleo de Down Galicia trabajaron en 2017, contratadas en empresas ordinarias, en puestos como técnico en educación infantil, auxiliar de masajista, monitor de comedor escolar, promotor de productos, peón vinícola, marinero u ordenanza. La cifra supone una mejoría, aunque lenta, en los índices de inserción laboral de personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales. El número de personas usuarias del servicio que disfrutaron de una oportunidad laboral aumentó un 11 % respecto a 2016. Aún así, solo el 62 % de las personas que forman la bolsa de empleo de Down Galicia (226 usuarios registrados) tuvo acceso a un puesto de trabajo en este período.

Empleo inestable y temporal

El principal escollo para estas personas sigue siendo la inestabilidad y temporalidad de las contrataciones. Las 141 personas que estuvieron trabajando el año pasado en nuestra comunidad sumaron 168 contratos. Dieciséis consiguieron prorrogar su contrato, y solo once verlo convertido en indefinido. Con la suma de contratos de trabajo y prácticas, casi el 80 % de los usuarios del Programa de empleo de Down Galicia contó con una oportunidad laboral el pasado año. El acceso a un puesto de trabajo de forma normalizada continúa siendo uno de los grandes retos de las entidades que trabajan a favor de la inclusión laboral en la empresa ordinaria, que tienen otra reivindicación histórica: acceder al empleo público.

El trabajo, dicen desde la Asociación, «aparte de dignificar, destierra tópicos tradicionalmente atribuidos a este colectivo. Es una forma sumamente eficaz de inclusión social».