Quin vuelve a casa 40 días después

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Quin, este martes, con su familia adoptiva, feliz tras haberlo encontrado
Quin, este martes, con su familia adoptiva, feliz tras haberlo encontrado ANGEL MANSO

El matrimonio coruñés que había adoptado al perro en marzo lo encuentra en Mondariz tras una intensa búsqueda

03 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo saltos, abrazos y lloros. Tuvieron lugar el pasado lunes en Pías, una localidad de Mondariz. Habían logrado que Quin, un border collie blanco y negro atemorizado, entrase en la jaula trampa que sus dueños habían preparado. «Eso y mi guiso de arroz con salchicha», puntualiza riéndose Esther Rey. Junto a su marido Antonio Fernández protagonizaron una odisea para recuperar a su querido animal.

Todo empezó el pasado día 20 de agosto. Quin, que había sido adoptado en marzo por este matrimonio de Oleiros (A Coruña) tras verlo en la Protectora de Animales de Lugo, pasaba su primera noche sin sus nuevos dueños. Esther y Antonio pensaban que, tras la convivencia con ellos y sus primeras vacaciones juntos en autocaravana, ya estaba listo para quedarse un día en la casa de los padres de él en Ponteareas.

Se equivocaron. «El perro, al no vernos, se asustó y se escapó», relata Esther. Desesperados, empezaron una búsqueda sin descanso. «Estuvimos seis días completos sin parar. Pegando carteles, haciendo ruido por las redes sociales, rastreando todos los lugares posibles a ver si aparecía», explica. «La respuesta de la gente fue tremenda. El primer anuncio que hice lo compartieron 1.600 personas en Facebook, cuando yo solo tengo 150 amigos», añade.

Pero no hubo suerte. «Estábamos perdidos. Y volvimos a empezar de cero -recuerda Esther-. Miramos en diferentes mapas de la zona para estudiar por dónde se había podido mover. Incluso pensamos en usar drones. Barajamos como hipótesis la posibilidad de que alguien lo pudiera coger». Hoy, con el perro en casa, sospechan que esto último fue lo que tuvo que ocurrir.

Lo razona de la siguiente manera: «El perro, cuando lo recuperamos, tenía su collar antipulgas, pero sin embargo no tenía el de cuero con la chapita en la que salía mi teléfono. Ese era mucho más difícil de retirar que el otro, por lo que creo que lo cogieron. Pero al ver el revuelo montado en Internet se asustaron y lo soltaron. No lo podemos confirmar, pero creemos que fue así».  

Una llamada certera

Debido al eco generado por la búsqueda, Esther y Antonio recibieron multitud de llamadas. Conducían a otros perros, que no eran Quin. Hubo una extraña, que lo señalaba. «Decían que había en la zona de Mondariz un señor que le llevaba comida a un perro que aullaba por las noches. Nos encajaba», relata Esther. Acudió allí el pasado viernes. Se quedó despierta. «Me pareció verlo, pero sin certeza», dice. Volvió el sábado. Esta vez instaló una cámara de vigilancia de las que se usan para controlar si los bebés lloran por las noches. «Vimos que era él. Y siguiendo el consejo de una rescatista profesional me acerqué a la zona arrastrándome, hablándole bajito». ¿Por qué así? «Fue un perro maltratado y escapa de la gente. Incluso de mí en ese momento. Me ladraba pero no lo veía».

Una noche después usó otro método. «Le hicimos una trampa, pero se escapó. Por ello al día siguiente llevamos una jaula trampa y lo conseguimos». La emoción embargó a la familia, que lo trasladó a su casa de Iñás, en Oleiros. Allí Quin se encontraría un nuevo amigo. «Cuando lo perdimos, mi marido me trajo a Jazz, un cachorrito», comenta. Ahora los dos (y los dos hijos de la pareja) comparten juguetes. «No lo vamos a dejar solo durante un tiempo. Y le pondremos un GPS», advierte.