Una mano que agarrar en el momento más duro

Marta Otero Torres
marta otero REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La Obra Social ?La Caixa? financia dos programas para la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos

27 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el momento más duro, solo quien lo ha vivido lo sabe de verdad. Cuando un niño es diagnosticado de cáncer la familia entera sufre un tsunami emocional difícil de remontar. Fueron precisamente algunos padres afectados los que crearon la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos (Asanog), un colectivo que pretende ayudar a niños y familias a llevar lo mejor posible este proceso.

La Obra Social ‘La Caixa’ colabora con ellos en dos programas: Arte desde el hospital y Atención psicolóxica no hospital, dos granitos de arena que forman parte de una gran montaña de solidaridad. Ambos se engloban dentro del programa Meu ben que intenta «llegar a hacer una intervención un poco directa en todos los aspectos de la vida que se ven alterados cuando hay un diagnóstico de un cáncer infantil», explica Alba Álvarez, trabajadora social del programa.

Fueron los propios padres los que echaron en falta ciertos servicios al afrontar una situación tan dura y sintieron que se sentían solos. De ahí nació la asociación, que llega a muchas familias a través de la escuela del hospital, el alma de la planta.

«Se trata de contribuir a llenar las tardes de ocio en el hospital, aportar vida y alegrar los días, que aquí se hacen muy largos -afirma la experta-». Actividades, música, magia, manualidades... son actividades que contribuyen a que los pequeños y sus familias compartan el tiempo y desconecten un poco porque, «al final son niños y necesitan seguir jugando». En esta línea se incluye también el programa Arte desde el hospital, que fomenta la creatividad a través de diferentes actividades. Pintura, música, manualidades, magia... «les ayudan a llevar mejor la situación, a nivel anímico contribuyen a tranquilizar los nervios a niños y padres, que también se relajan y se distraen, además de entrar en contacto con otras familias que están en la misma situación, que siempre ayuda». Son estas pequeñas cosas las que hacen que los niños se llenen de energía para llevar el tratamiento con vitalidad. «La verdad es que los niños nos dan muchas lecciones a la hora de enfrentarse a este tipo de enfermedades. En un primer momento lo pasan mal y se descolocan, pero enseguida aprenden: son unos campeones y tienen una fuerza increíble».

Ayuda psicológica

Aún así, el papel de la trabajadora social y la psicóloga son fundamentales para quienes pasan por este trance. «Hay prestaciones que se desconocen y nosotros les asesoramos para que los padres se despreocupen un poco de esto, estén un poco más relajados y se preocupen del cuidado del niño. Así la parte burocrática pasa a un segundo plano». La parte más psicológica es muy dura. «Aceptar y aprender a convivir con una enfermedad oncológica es complicado, por eso trabajamos tanto con familias como con los niños, explicándoles cómo va a ser el tratamiento y que entiendan la dinámica en la que están inmersos».