Kim Jong-un prohíbe la Navidad

Pepe Vieira LA ÚLITIMA COCINA DEL MUNDO

SOCIEDAD

24 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos tenemos en la cabeza al pequeño dictador de Corea del Norte como el ser más canalla del mundo, como el único capaz de desintegrar el planeta a base de aporrear el botón rojo de los misiles nucleares mientras acaricia a su maligno gatito, malo... muy malo, solo comparable al padre de Neymar. Pero Kim Jong-un ha logrado la gran hazaña de liberar a su pueblo de la insufrible Navidad.

Lo primero que he de decir en positivo de Kim es que es uno de esos tipos que no miran hacia otro lado al tener que encargarse del negocio familiar: con el tiempo ha sabido aprender el oficio de dictador, heredado de su padre y de su abuelo. Además, Kim es muy de su familia (que se lo pregunten a su hermano y a su tío...) y ha sustituido la Navidad por la conmemoración del nacimiento de su abuela: ¡eso es un nieto! Imagino a una yaya orgullosa mientras le pellizca esos extraordinarios carrillos que le caracterizan. 

Se puede ver desde diferentes puntos de vista pero, desde luego, el hecho de que Kim haya prohibido la Navidad libera a su pueblo del sufrimiento indeseable que supone soportar los mensajes del WhatsApp, las cenas de empresa y al pesado de tu cuñado pero, sobre todo, te libera de cocinar en Navidad. Nada de encerrarte mano a mano, toda la tarde en la cocina, con tu señor capón de Vilalba y tu botella de albariño mientras coge color en el horno y se va cocinando trago a trago. Nada de ir un par de días antes al mercado a escoger un buen centollo y montar el pollo en la cocina dejándolo todo perdido, intentando cocerlo en la pequeña cacerola de siempre.

Por supuesto, en Corea del Norte te juegas la vida si te pillan desalando la hoja de bacalao en la bañera, así que nada de cabrito al horno, nada de besugo guisado con sus patatitas, nada de manzanas asadas en vino caliente, nada de turrón ni de mazapán...

Puedo imaginarme cómo sería una surrealista cena en la antigua Navidad o en el actual  Día del Nacimiento de la Abuela en casa de los Kim. Seguro que si pudiera escoger a sus grandes invitados de la historia, allí estaría Hitler con unas botellas de riesling; Videla, con unos alfajores de dulce de leche; Pol Pot habría llevado la sopa de noodles y Stalin la ensaladilla rusa. ¿Y el foie? El foie lo trae Idi Amin Dada.

Pepe Vieira es cocinero y su restaurante cuenta con una estrella Michelin desde el 2008.