«Con Marina tardamos año y medio y con Julia casi diez»

Elisa Álvarez González
E. Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

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La mayoría de las historias de adopción tienen un final feliz. Como el de David Molejón y Elsa Álvarez, que además refleja perfectamente qué ha ocurrido con las adopciones internacionales

11 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayoría de las historias de adopción tienen un final feliz. Como el de David Molejón y Elsa Álvarez, que además refleja perfectamente qué ha ocurrido con las adopciones internacionales. Al contrario que la mayoría, «nosotros decidimos ser padres adoptivos antes que biológicos, y es algo que casi al cien por cien le debo a mi mujer». Optaron por China «porque nos pareció serio», y todo el proceso, desde que hicieron el primer trámite hasta que ya viajaban a recoger a Marina Li tardó año y medio, «desde que el expediente llegó a China menos de un embarazo, ocho meses», cuenta David.

La experiencia fue tan satisfactoria que se animaron a darle un hermanito a Marina «al día siguiente de poder hacerlo porque debes esperar un año, así que a los 367 días ya estábamos iniciando los trámites». Julia Yingfan, sin embargo, tardó casi diez años en llegar, «se ve perfectamente la evolución, con Marina empezamos en el 2004 y llegó en el 2005, y con Julia empezamos en el 2006 y llegó en el 2015», explica el orgulloso papá.

Y los motivos son los mismos que afectan a muchísimas familias. Hay menos abandonos de niñas en China, se promociona la adopción nacional, se ha acabado la ley del hijo único y además la demanda de adopciones ha subido, por lo que todos los procesos se ralentizan. Al igual que la familia de Luisa Gerpe, al ver los retrasos, en medio del proceso de su segunda adopción cambiaron de tramo para que la niña fuese mayor, con el objetivo de que la diferencia entre sus hijas no fuese tan grande. Y así llegó Julia Yingfan, con casi cuatro años «hablando chino y con una historia detrás. Debió de ser una historia bonita, porque era muy feliz», cuenta.

David quiere destacar varias cosas. Primero, lo que han mejorado los orfanatos, ya que en el caso de Julia, que tenía casi cuatro años, «tenía unos hábitos de educación y autonomía que casi no somos capaces de darles aquí, y al mismo tiempo era la más feliz del mundo». También agradecer a la entidad que gestionó su proceso, ACI: «De hecho, por eso volvimos con la segunda adopción». Finalmente, recuerda la opción del pasaje verde, para niños que tienen algún problema de salud, «pero que aquí tienen una resolución sencilla». Sobre una tercera adopción, bromea: «Me he hecho la vasectomía adoptiva».

«Agora son muxiás ao cen por cen»

Xesús Búa

«Nós somos a cara boa», cuenta Luisa Gerpe, de Muxía. La historia de una familia que no está dispuesta a someterse a un tratamiento de fertilidad y recurre a la adopción: «Unha idea que sempre nos gustou ao meu home e a min». Así que hace trece años se lanzaron a un proceso internacional en China y un año y pico después llegó Rosalía. No querían un hijo único, por lo que volvieron a adoptar, esta vez en Vietnam, porque China se había ralentizado. Pero tardaron seis años en ir a recoger a Irea, «e porque era unha nena máis grande, xa tiña case seis aniños». De esto hace tres, Irea acaba de cumplir nueve y Rosalía cumplirá once la semana que viene. De hecho este fin de semana se han ido de puente para celebrar los dos cumpleaños «Rosalía naceu en China e Irea en Vietnam, pero agora son muxiás ao cen por cen».

Las dos adopciones fueron muy bonitas. Rosalía era un bebé pero Irea era más mayorcita, «foron experiencias completamente diferentes pero marabillosas. En Vietnam Rosalía axudounos moito, xa que Irea, entre que non coñecía e que deixou atrás todo o seu, estaba asustadísima, pero iso durou tres días, cando se deu de conta de que iamos ser sempre a súa familia todo foi moi ben». Viven en un núcleo pequeño, lo que ha supuesto una ventaja «teñen liberdade, todo o mundo as coñece, son moi sociables e críanse neste ambiente de vila». Gerpe es sincera. Ellos han tenido mucha suerte. Pero ya con Rosalía «que só tardou en chegar un ano e oito meses xa nos parecía angustioso, e vendo o de agora...». Analizando la situación de los procesos de adopción en la actualidad, Gerpe asegura: «Eu dígolle a todo o mundo: cando cumpras 18 anos métete na lista de espera para adoptar, porque é tremendo, tremendo... ».

«¡Como se as pariras!»

También recuerda que los hijos vienen con una historia, con unas vivencias, «cos seus problemas e co seu carácter, e iso temos que respectalo», cuenta. «E despois? Críalas como se as pariras, ¡se ata se van parecer a min!», explica divertida.