«No me vale que me devuelvan los 40 euros, voy a llegar hasta el final»

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

Aumenta el número de denuncias por la fiesta fantasma de Fin de Año en A Coruña

04 ene 2017 . Actualizado a las 11:30 h.

Unos 250 chavales coruñeses, la mayoría de ellos de 16 y 17 años, se quedaron en la calle en fin de año en A Coruña tras pagar 40 euros cada uno por asistir a una fiesta que no se celebró. El evento estaba previsto en la sala Leclub y estaba organizado por los empresarios Andrés Martínez y Jorge Trigo. Estos últimos acusan al dueño del club de incumplir el acuerdo que tenían y este, a su vez, asegura que él les dejó claro desde el principio que en su local no entraban menores y además, dijo, tampoco le habían pagado el alquiler.

El lunes por la tarde los organizadores comenzaron a ponerse en contacto con los jóvenes para devolverles el dinero. Ayer mismo varios de los que estaban apuntados recuperaron los 40 euros que habían pagado. Con todo, muchos padres han optado por recurrir a la vía judicial porque consideran que lo ocurrido va más allá del precio de la entrada y la mera devolución del dinero no resarce de lo ocurrido. Los empresarios piden a quien quiera recuperar su entrada que les firmen un recibo -los padres, cuando son menores- y avisan a quien no desee solucionarlo así que pueden pasarse por el juzgado desde el día 14 de este mes.

Padres indignados

Docenas de padres pasaron acompañados por sus hijos en los últimos días por el cuartel de la Policía Nacional para presentar denuncias. Para muchos, el problema no son los 40 euros. Anabel Fernández, abogada y madre de dos jóvenes que tenían previsto asistir, lo tiene claro: «Voy a ir hasta el final, no por los 40 euros, sino para que historias como esta no vuelvan a repetirse». Además de llevar su propio caso, representa a cerca de 15 compañeros más y anima a quien lo desee a sumarse. «No puedes tener en la calle tirados a niños de 16 y 17 años. Si tienes un local y dejaste que entrasen las bebidas, por lo menos vete allí a dar la cara, y nadie lo hizo», cuenta Fernández.

Anabel Fernández
Anabel Fernández MARCOS MÍGUEZ

Cuenta que ayer la llamó otra madre contándole que su hija, al encontrarse el local cerrado, se pasó toda la noche de un lado para otro sin avisar de dónde estaba. «¿Y si pasa algo? No se puede jugar así con la gente. Hay fiestas que se cancelan y no pasa nada. Puedo entender que los organizadores se asustasen, pero que avisen y devuelvan el dinero, no se puede hacer esto con todas las entradas vendidas y los niños en la calle», se queja.

Su intención es llevar adelante su denuncia por estafa hasta el final. La fiesta comenzó a organizarse en noviembre y unos días antes de fin de año los organizadores les aseguraban que estaba todo cerrado y listo y que habría ropero, cotillón, fotógrafo, pinchadiscos y bebidas, con pulseras de colores para diferenciar a los menores de edad de los mayores, ya que a los primeros no se les puede servir alcohol.

Finalmente no hubo nada. A la puerta llegaron también camareros y pinchadiscos, pero nadie les abrió. Por allí pasó uno de los organizadores, que se fue hacia las dos menos cuarto de la mañana diciendo que estaba buscando otro local alternativo, pero los jóvenes no volvieron a tener noticias suyas ni les respondió al teléfono. Algunos se quedaron esperando, otros se fueron a casa y otros se repartieron por los locales donde todavía había sitio. Hubo padres de menores que no se enteraron de dónde pasaron la fiesta sus hijos y que exigen responsabilidades.