La gitana que sueña con ser jueza

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

Alejandra Barrull estudia Derecho en la UDC y quiere ser magistrada de lo penal. La Fundación Secretariado Gitano no recuerda que haya habido otro caso en Galicia

02 mar 2016 . Actualizado a las 19:05 h.

Alejandra Barrull Fuentes (A Coruña, 1995) quiere ser jueza de lo penal. Lo tiene claro «desde que era pequeña» y se ha puesto manos a la obra para conseguirlo: está haciendo a la vez los dos primeros cursos de Derecho en la Universidade da Coruña. Es la primera estudiante de origen gitano en esa facultad, y a la Fundación Secretariado Gitano no le consta que haya habido ninguna otra en Galicia.

Antes de llegar a la universidad estudió en el colegio La Grande Obra de Atocha y el instituto Eusebio da Guarda, ambos en el centro de A Coruña. Siempre fue por «letras puras». Cuenta que le «encantaba el latín» y quizá gracias a eso no tuvo problemas con Derecho Romano, una de las asignaturas con mayor fama de hueso de la carrera. A veces aún se pelea con el lenguaje jurídico de las sentencias, en ocasiones incomprensible del todo para un lego, pero explica que poco a poco «te vas quedando con el vocabulario y no hay problema».

Reconoce que le llaman la atención los casos curiosos y algunas sentencias «un poco surrealistas». También cree que las penas por casos de corrupción son quizá «demasiado bajas con todo lo que está pasando».

Alejandra cuenta que está «deseando acabar y empezar a ejercer». Sabe que aún le queda un largo trecho por delante, «las oposiciones a juez son muy difíciles». Está segura de que las sacará, pero si las cosas se torciesen también le gusta la opción de montar un bufete de abogados. En todo caso, quiere empezar cuanto antes para «defender los derechos de la gente».

Su padre, Adolfo, es un trabajador muy querido del Ayuntamiento de A Coruña. Ella le describe cariñosamente como «gitano, gitano, gitano» y explica que le inculcó «estudiar mucho y esforzarme, siempre ha sido mi mayor apoyo».

A través de su familia conoció al juez Vázquez Taín, instructor del robo del Códice Calixtino entre otros casos, afirma que sería su modelo de magistrado.

Su madre es paya, y tiene dos hermanos y una hermana. Asegura que tuvo «mucha suerte» con su familia, y señala que muchos gitanos no cursan estudios superiores «por la situación en casa, igual los padres tendrían que facilitar más las cosas».

Afirma que «aún queda gente con prejuicios», aunque ella nunca tuvo «un problema gordo». La mayoría de la gente que sabe de su origen «es agradable», pero señala que los que no lo saben «a veces generalizan» con los gitanos. Explica que en alguna ocasión ha dado un corte por eso y suelen contestar «pidiendo disculpas y retirándolo».

A pesar de todo, Alejandra dice que aún hay «una falta de información muy grande» sobre la cultura gitana. No le gusta el programa de televisión Gypsy Kings: «Para ganar audiencia están dando a ver una faceta estereotipada de miles de personas que no es cierta. No todo es derrochar dinero. Somos inteligentes y trabajadores».

El problema es que siguen vigentes «muchos tabúes» que los años apenas han ayudado a eliminar. Por eso, Alejandra admite que ve «muy complicado» que se alcance pronto una convivencia perfecta. Cree que antes sería necesario que «los payos abriesen la mente, y también los gitanos, puede que incluso más».

Su solución pasa por la educación: «Cuanto más sepamos muchísimo mejor». Describe como una «iniciativa estupenda» la decisión de la junta de Castilla y León de incluir la cultura gitana en el currículo escolar. Afirma que si la gente conociese mejor las «costumbres y tradiciones» dejaría de generalizar, y se daría más cuenta de que «en todas partes hay de todo».