¿Se legislará la comida basura como el tabaco?

S. C. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La Federación Mundial de la Obesidad pide un convenio para equipararlos

20 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Una convención global auspiciada por la ONU y a que los países firmantes se comprometan a cumplir. Ese es el objetivo que tienen dos organizaciones internacionales -la Fundación Mundial de la Obesidad y Consumidores Internacionales (al que pertenece Facua)- y que se presentarán esta semana en la sede de la ONU en Ginebra.

Las dos entidades tienen un borrador en el que se equiparan en algunos puntos comida basura y tabaco. Ellos entienden que al igual que fumar causó la mayor parte de los cánceres del siglo XX, serán las grasas trans y el azúcar lo que causará el cáncer en el siglo XXI. Si en vez de obesidad se estuviese hablando de una enfermedad infecciosa, dicen, las autoridades mundiales ya habrían tomado cartas en el asunto.

Etiquetas muy claras

Son dos las principales medidas que abordan en su borrador de convenio: por un lado, el etiquetado minucioso de los productos alimenticios y bebidas; por otro, el establecimiento de un período de carencia para prohíbir el uso de ácidos grasos trans artificiales y exigir la reducción de cantidades de sal, grasas saturadas, azúcares y calorías, así como establecer raciones asumibles.

El texto propuesto contempla una etiqueta en la que aparezca la declaración nutricional por cada 100 gramos con esta información: calorías, proteínas, carbohidratos (sin fibra), grasas, grasas saturadas, sodio y azúcares totales; también debe especificarse la cantidad de cualquier nutriente que se publicite; en la parte frontal del producto habrá una declaración sobre las cantidades que lleva y un termómetro interpretativo y sencillo de entender sobre si son pocas, normales o muchas, así como un indicativo de las cantidades recomendadas por cada porción. Si la comida se toma en una cadena de restaurantes (diez locales o más en un país) y no está envasada, la información se debe facilitar de forma clara.

En paralelo, también se deberá restringir la publicidad, promoción y auspicio de los productos no saludables y dar un plazo de cinco años para que los países prohíban su comercialización (especialmente las grasas trans).

Junto a todo lo anterior, los países firmantes se deberán comprometer a crear un sistema para vigilar la puesta en marcha de esta normativa y su cumplimiento, con balances periódicos.